Le dieron prisión domiciliaria, los vecinos le pegaron cuando llegó a su casa y volvió la cárcel, mirá el video.

Los incidentes se produjeron en Esquel, Chubut. El detenido había sido condenado por integrar una banda de secuestradores.

Un grupo de vecinos del barrio Vepam, de Esquel, Chubut, se enteraron de que un preso había sido beneficiado con el arresto domiciliario a raíz de la pandemia. Cuando llegó a su casa le pegaron y se enfrentaron a la policía. El delincuente, finalmente, volvió a la cárcel.

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Se trata de Pablo Cesar Sommaruga que se encontraba cumpliendo una condena en la Unidad 14 de la mencionada ciudad. El pasado 27 de abril el juez José Pérez Arias, a cargo del Juzgado Nacional de Ejecución Penal N° 1, le otorgó el beneficio ante la emergencia sanitaria por el coronavirus.

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Ni bien el delincuente llegó a su casa fue atacado a golpes por los vecinos, quienes incluso se enfrentaron a la policía. Sommaruga pidió subirse al auto de una radio local, pero no lo dejaron. Finalmente regresó caminando a la cárcel.

“Cometí errores pero los pagué ante la Justicia”

En 2002, la Justicia lo había condenado por el secuestro de Ariel Strajman, a quien le cortaron el dedo meñique de una mano.



Pablo Sommaruga es el preso que ayer fue recibido con una golpiza por los vecinos de Esquel, tras ser beneficiado con la prisión domiciliaria a raíz de la pandemia de coronavirus. "Estoy haciendo bien las cosas, no sé por qué se ensañan tanto conmigo”, dijo después de los incidentes.

Mientras las excarcelaciones suman voces a favor y en contra, el ataque a Sommaruga ocurrió a plena luz del día y en el medio de la calle, frente a la casa que, según él, alquiló para su familia.

"No tengo perfil de asesino", afirmó el condenado en una entrevista con EQSnotas, en la que también señaló que la situación "se desmadró" porque a través de las redes sociales lo acusaron de una violación que no cometió.

"Se me dio arresto domiciliario por la buena conducta, estoy haciendo bien las cosas", manifestó Sommaruga, que espera la llegada de su primer hijo la próxima semana. "Es una casa de familia y hoy mi mujer esta en el hospital con contracciones”, advirtió.

En 2002, la Justicia lo condenó por el secuestro de Ariel Strajman, a quien le cortaron el dedo meñique de una mano y lo usaron como elemento de presión para obtener un segundo rescate. Hace seis meses le dieron salidas transitorias y ahora, por el riesgo de contagio de COVID-19, obtuvo la domiciliaria.

“La idea era vivir acá, el 4 de junio tenía libertad. Cometí errores y los pagué. Entiendo el dolor y las cosas que están viviendo, pero ellos se equivocaron, espero que reflexionen y que no cometan un delito para no terminar como yo”, reflexionó.

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