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Villa-Devoto

4 clubes tipo bodegones para comer bien!

La moda de comer en clubes, bufetes, no pasa nunca, siempre es lindo, pintoresco y los platos mas abundantes, son su característica principal.





Kimberley Club

La actuación de sus equipos de fútbol infantil y, en especial, los de futsal alimenta el orgullo de los hinchas del Kimberley. En el comedor de esta institución barrial de Devoto se exhiben las camisetas enmarcadas y las copas de la Asociación de Fútbol Argentino. Desde el salón, generalmente ocupado por familias, un sábado al mediodía se escuchan los gritos de gol durante el entrenamiento.

El restaurante se renovó en 2016. Con un cambio de concesión, la propuesta pasó de clásico bufet a la de bodegón moderno, de cocina porteña. "Ofrecemos comida casera, rica y abundante; pastel de papas, guiso de lentejas, pastas, milanesas, picadas tradicionales y con frutos de mar. ¿Postres? Panqueque con dulce de leche, flan casero y mousse de chocolate", dice Mariano Bruselario, encargado.

Al mediodía, de martes a viernes, se puede almorzar por $110. Para arrancar, la carta ofrece buñuelos ($105) y provoleta ($125); luego, son ricos la milanesa de ternera con papas fritas ($195) y el vacío al horno con papas ($280). Para beber, hay vino (desde $150, la botella), sifón ($55) y gaseosa de litro y medio ($115). También, aperitivos y tragos. El menú infantil incluye plato principal, bebida y postre, ($185). Conviene reservar los fines de semana.

"Nos propusimos recrear un ambiente de club, donde los amigos se puedan juntar luego de ver un partido de sus hijos, donde la gente del barrio tenga un lugar cercano para comer. Recorrimos bodegones para inspirarnos y casas de antigüedades, carpinterías, remates y mercados donde conseguir algunos muebles y objetos".

El club se fundó en 1906, en el barrio de Saavedra, y en 1942 se mudó a Villa Devoto. Los vecinos de siempre mencionan que el Kimberley vivió la época de oro de los carnavales en la ciudad. En la actualidad, además de prácticas de fútbol se puede practicar arquería, patín artístico, jugar al metegol y, antes o después, comer en el restaurante. Un buen dato es que los días cálidos colocan mesas en un patio de adoquines, al ingreso del predio, sumando capacidad para aproximadamente cien cubiertos.

Joaquín V. González 3238, Villa Devoto/ 4502-9888/ Martes a domingo de 12 a 24



Club Gimnasio Chacabuco

De chiquilín, Lucas Palombo jugaba entre la pila de platos, fuentes y ollas, mientras los cocineros se preparaban para el servicio. Cuando se acercaba la hora pico de trabajo, su papá lo mandaba fuera de la cocina. La diversión se había terminado. Unos años después, Lucas se encuentra detrás del mostrador, en la caja del Club Gimnasio Chacabuco, la concesión del restaurante que lleva adelante con su papá y su hermana.

"Estamos en el bufet del club desde 1992, pero empezamos a ser conocidos después del 2001 por nuestra cocina de bodegón, platos para compartir y buenos precios", resume Lucas (23). El restaurante tiene capacidad para 200 personas, luego de una remodelación en la que se ampliaron el tradicional salón y la cocina. "Pusimos manteles, individuales, servilletas de tela e incorporamos las fuentes de acero inoxidable para llevar a la mesa".

La institución tuvo varias sedes en Parque Chacabuco hasta la actual en la calle Miró, a partir de 1956, donde se dictan clases de tango, zumba, patín artístico, teatro infantil, taekwondo, boxeo, fútbol, yoga y origami. Llegando al club, se ve un gran salón de musculación y las escaleras, donde algunas noches hacen cola los que se arriesgan a concurrir sin reserva, porque el restaurante, en general, está repleto. Por eso, se aconseja reservar ¡y respetar el horario de llegada!, si no el mozo se encargará de recordarte la impuntualidad durante toda la cena.

Minutas, carnes, guisos, pastas, empanadas, pizzas son algunas secciones de la carta. Entre los platos, los "boconccinos" de lomo o pollo salteados, al verdeo o a la mostaza con papas españolas ($220) -una receta que aportó Víctor, un amigo de la familia- es uno de los distintivos de Club Gimnasio Chacabuco. Para comenzar, vale la pena probar la tortilla española babé, súper fresca y a punto ($165); luego, los ravioles de masa de espinaca rellenos de albahaca, mozzarella y parmesano con crema, tomates cubeteados y albahaca fresca, o los ravioles de espinaca y pollo con salsa estilo scarparo ($225). Para beber, vino (botella desde $220) gaseosa de litro y medio $135.

Miró 750, Parque Chacabuco/ 4432-5575/ Lunes a sábados de 12 a 15.30 y de 20 a 0.30. Domingos de 12 a 16

Sunderland Club

La famosa milonga del Sunderland convocó a bailarines de todo el mundo, era una de las más visitadas y concurridas de la ciudad de Buenos Aires hasta que dejó de funcionar, hace más de dos años y medio. Muchos de los turistas, además de darse el gusto de danzar al ritmo del tango, no se iban sin probar las famosas empanadas del comedor del club, al que los clientes conocen como "el bufet de Norma". De hecho, las empanadas fritas de carne, ricas y crocantes, son la entrada que llega no bien te sentás a la mesa. "Me gusta que el cliente enseguida pueda comer algo", dice Norma Ruiz, que comenzó a trabajar en el club en 1998, cuando conoció al Negro Firpo, quien organizaba la milonga de los sábados y tenía la concesión del bufet.



Las relaciones públicas son el fuerte de Norma. "Lo que más me gusta es estar en contacto con la gente, ir pasando por las mesas, saber que están a gusto", dice. Al lugar lo suelen frecuentar grupos, a los que ella les confecciona un menú a medida, y es punto de encuentro de jugadores de fútbol de todos los tiempos. Un asiduo visitante suele ser Carlos Timoteo Griguol, siempre rodeado de su grupo de amigos. También, Ignacio Martín Fernández, mediocampista de River Plate.

En el sencillo salón, con la TV encendida, el mozo ("Chino") repite la carta de memoria y a cada pregunta, responde con un chiste. "Hacemos milanesas, carnes al horno y a la plancha, pollo relleno, brótola y platos del día, que algunos clientes encargan para llevar, como el pastel de papas, las albóndigas con puré o arroz,", detalla Norma. Las pastas son caseras y de lo más pedido: canelones rellenos de espinaca y queso o los sorrentinos de jamón y queso (desde $140). El menú de mediodía tiene un valor de $170, con bebida sin alcohol.

Fundado en 1927 por un grupo de jugadores de fútbol, en los años 40 tocaban orquestas de tango en los bailes. En la actualidad, hay clases de baby fútbol, futsal, básquet, boxeo, taekwondo, patín y salsa. Muchos de los alumnos pasan por el comedor para comprar un sándwich de pan casero ($50), es del mismo estilo que sale al mediodía o a la noche en las paneras, con jamón o queso en la masa.

Lugones 3161, Villa Urquiza/ 4541-9776/ Todos los días de 12 a 15:30 y 20 a 0.

En uno de los salones del comedor, antiguamente, había una cancha de bochas y detrás una de squash, que hoy se usa para eventos. De la casa original en Martínez, donada por la familia Lynch, solo queda la fachada, muy bien conservada. Corría 1901 cuando comenzaron a funcionar la Sociedad de Socorros Mutuos y la Sociedad Cosmopolita, un punto de encuentro de vecinos, abierto a todas las comunidades. Al lugar se lo conoce como Club Martínez, porque también fue sede de esa institución.



"Siempre hubo bufet, aunque en una etapa estuvo cerrado, pero al restaurante como lo conocemos hoy, con su cocina de bodegón, lo creó Eduardo Di Antonio, con su familia, quien durante tres décadas lo atendió junto con su familia", recuerda Raúl Scalabrini Ortiz, socio del club y nieto del homónimo político y periodista, quien concurre desde hace 20 años a jugar cartas con amigos, los jueves a la noche. "En un momento, hace seis años, se presentó la oportunidad de tomar la concesión. Hubo una resistencia inicial al cambio, pero con el tiempo se generó una nueva confianza", cuenta.

En el último tiempo cambiaron algunos detalles de la decoración, revisaron las recetas, ampliaron la oferta de platos del día y la de vinos, imprimieron la carta y contrataron wifi. "La comida sigue siendo sencilla, honesta y a buen precio", resume Raúl, y recita los platos del día que escriben en un pizarrón: "Lunes, pastel de papas; martes, albóndigas con puré; miércoles, arroz con pollo; jueves, bondiola a la cerveza negra; viernes, filet de merluza; sábado, guiso de lentejas; y domingos, arroz con mariscos". Tres opciones para probar: las rabas ($200), el matambre con ensalada rusa ($175) y la bondiola a la cerveza negra con puré de batatas ($225). De los postres, el mousse de chocolate ($90) y las frambuesas con helado ($90). Para beber, soda ($35), gaseosas ($45) y vinos desde $120. Al mediodía se ofrecen menús desde $195.

El lugar tiene dos salones y un patio que se habilita para comer afuera; en total, 70 cubiertos. En el primer comedor hay chimenea y perfume a leños, antiguas copas de campeonatos y claraboyas en el techo. Además, sumaron lámparas con luces cálidas y manteles de ecocuero. En el segundo salón se exhibían radios antiguas, pero en la actualidad las cambiaron por cuadros campestres. A la hora de la cena, conviene llegar con reserva.

Ricardo Gutiérrez 1522, Martínez./ 4792-6001/ Lunes a sábados de 12 a 15 y 20 a 23:30. Domingos de 12 a 16.

Fuente: Brando.

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