Gerard Butler: “El cine de acción necesita actualizar al enemigo”
ESPECTACULOS.
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El escocés de “300” se encarga él solito de tratar de rescatar al presidente de los EE.UU., rehén de norcoreanos en “Ataque a la Casa Blanca”, que se estrena el jueves. Admira a Messi.
Buttler
7/5/13
“Tal vez éste haya sido el rodaje más duro de mi vida, pero tengo que ser honesto y aclarar que esto es algo que me encanta. Si tenés un trabajo que amás, no te importa demasiado si tenés que trabajar las 24 horas del día. No te cansás nunca. Y éste es un trabajo donde a veces es necesario trabajar las 24 horas del día sin que puedas darte el lujo de cansarte”, cuenta orgulloso Gerard Butler sobre Ataque a la Casa Blanca, estreno de este jueves protagonizado por la estrella escocesa. En la película, Butler interpreta a un ex agente de las fuerzas especiales del ejército estadounidense que tiene que detener, sin compañía, un ataque terrorista en la Casa Blanca que tomó como rehén al mismísimo presidente de los Estados Unidos.
Butler habla muchísimo sobre lo duro que fue la preparación para la película. Y la comparación con 300, su otro gran protagonismo en el cine de acción, es inevitable. El actor explica que “el entrenamiento para 300 fue durísimo por todo el entrenamiento previo al rodaje. Pero las peleas de esta película son tremendas. Filmar una de las peleas finales de Ataque a la Casa Blanca nos llevó tres jornadas completas. Y eso son al menos 12 horas por día cagándonos a piñas. Piñas, patadas, cabezazos... Te duele todo. No importa si te toca pegar o recibir. El cuello me dolía y me sonaba todo el tiempo. Ahora me río un poco de todo eso, pero es muy doloroso romperte dos huesos del cuello por más chiquitos que sean.” “Uno quiere que todas las peleas salgan bien y termina involucrándose demasiado... No es fácil tener que estar a la altura de los Navy SEALs, las fuerzas especiales del ejército. Uno de los que nos entrenó era experto en siete artes marciales distintas. Necesitan tantas técnicas porque a la hora de tumbar a alguien, a veces necesitás improvisar. Si querés ser efectivo y sorprender a tu objetivo, cuantas más herramientas tengas, mejor. Mi personaje tenía que ser un tipo así de peligroso. Tenía que cargarse a esos terroristas, sin importar si los agarraba por sorpresa, si les revoleaba un cuchillo, luchaba con artes marciales, les metía un balazo en la cabeza o los aplastaba con un busto de Abraham Lincoln”, dice Butler y se nota que sabe de qué está hablando.
Butler también es productor de la película y fue quien contactó a Antoine Fuqua (Día de entrenamiento) para que se haga cargo de la dirección. El actor recuerda que “el trabajo con el cine de acción es difícil ya desde el guión. Es complicado profundizar en un personaje complejo sin dejar de lado esa experiencia emocionante de la acción que viene a buscar el público al cine. Y mientras pulís el guión, al mismo tiempo tenés que ensayar, entrenarte, aprenderte todas las coreografías... Por suerte pude convencer a Antoine de que la dirija. Somos muy amigos y nos habíamos ofrecido ya varios proyectos el uno al otro, pero nunca se daba.” “Le llevé el guión y le pareció emocionante y aterrorizador al mismo tiempo. Si no podía hacerla Antoine, no iba a poder hacerla nadie. Es el mejor director a la hora de hacer que la acción se sienta real en la pantalla. El es un tipo más, es una persona real. No hay que olvidarse de que es campeón de boxeo amateur. Antoine era el tipo más duro de todo el set. Era el doble más duro que cualquiera de los que estábamos ahí. El entiende lo que significa ser un guerrero. Y maneja mejor que nadie ese equilibrio, tan necesario para el cine de acción, entre verte como un copado en cámara y al mismo tiempo ser el tipo más malo de todos”, asegura Butler.
No parece ser un detalle menor que los terroristas que toman la Casa Blanca sean norcoreanos. “Es importante que las películas reflejen las tensiones que se viven en el mundo real. Hay que meterse con los temas relevantes para la sociedad. El contexto político es fundamental para que se le preste más atención a una película. Eso es lo que más le interesa al público. Igual, acá los malos no es el gobierno norcoreano, sino un grupo terrorista con una venganza personal”, razona Butler.
Y enseguida analiza que “unos cuantos años atrás hubiera parecido ridículo hacer una película donde la Casa Blanca es tomada por asalto. Y hoy este tipo de cosas pueden hacerse verosímiles dentro del contexto del cine de acción. El mundo cambió cuando unos terroristas, armados nada más que con navajas, provocaron el 11 de septiembre. Durante muchos años, el enemigo en todas las películas era la Unión Soviética. Hasta que cayó el régimen comunista y Rusia se convirtió en un aliado más. Ahí ya no se hicieron más películas con ellos como el enemigo. El cine de acción siempre necesita actualizar al enemigo a los tiempos que corren.” El buen humor de Butler sorprende, a pesar de confesar que se pasó toda una tarde en México dando entrevistas. Y el actor se despide con un chiste: “En realidad hablamos con nuestro publicista y le pedimos que convenza al gobierno de Corea del Norte que nos ayude con la promoción de la película. Y tenemos un muy buen publicista.”
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“Tal vez éste haya sido el rodaje más duro de mi vida, pero tengo que ser honesto y aclarar que esto es algo que me encanta. Si tenés un trabajo que amás, no te importa demasiado si tenés que trabajar las 24 horas del día. No te cansás nunca. Y éste es un trabajo donde a veces es necesario trabajar las 24 horas del día sin que puedas darte el lujo de cansarte”, cuenta orgulloso Gerard Butler sobre Ataque a la Casa Blanca, estreno de este jueves protagonizado por la estrella escocesa. En la película, Butler interpreta a un ex agente de las fuerzas especiales del ejército estadounidense que tiene que detener, sin compañía, un ataque terrorista en la Casa Blanca que tomó como rehén al mismísimo presidente de los Estados Unidos.
Butler habla muchísimo sobre lo duro que fue la preparación para la película. Y la comparación con 300, su otro gran protagonismo en el cine de acción, es inevitable. El actor explica que “el entrenamiento para 300 fue durísimo por todo el entrenamiento previo al rodaje. Pero las peleas de esta película son tremendas. Filmar una de las peleas finales de Ataque a la Casa Blanca nos llevó tres jornadas completas. Y eso son al menos 12 horas por día cagándonos a piñas. Piñas, patadas, cabezazos... Te duele todo. No importa si te toca pegar o recibir. El cuello me dolía y me sonaba todo el tiempo. Ahora me río un poco de todo eso, pero es muy doloroso romperte dos huesos del cuello por más chiquitos que sean.” “Uno quiere que todas las peleas salgan bien y termina involucrándose demasiado... No es fácil tener que estar a la altura de los Navy SEALs, las fuerzas especiales del ejército. Uno de los que nos entrenó era experto en siete artes marciales distintas. Necesitan tantas técnicas porque a la hora de tumbar a alguien, a veces necesitás improvisar. Si querés ser efectivo y sorprender a tu objetivo, cuantas más herramientas tengas, mejor. Mi personaje tenía que ser un tipo así de peligroso. Tenía que cargarse a esos terroristas, sin importar si los agarraba por sorpresa, si les revoleaba un cuchillo, luchaba con artes marciales, les metía un balazo en la cabeza o los aplastaba con un busto de Abraham Lincoln”, dice Butler y se nota que sabe de qué está hablando.
Butler también es productor de la película y fue quien contactó a Antoine Fuqua (Día de entrenamiento) para que se haga cargo de la dirección. El actor recuerda que “el trabajo con el cine de acción es difícil ya desde el guión. Es complicado profundizar en un personaje complejo sin dejar de lado esa experiencia emocionante de la acción que viene a buscar el público al cine. Y mientras pulís el guión, al mismo tiempo tenés que ensayar, entrenarte, aprenderte todas las coreografías... Por suerte pude convencer a Antoine de que la dirija. Somos muy amigos y nos habíamos ofrecido ya varios proyectos el uno al otro, pero nunca se daba.” “Le llevé el guión y le pareció emocionante y aterrorizador al mismo tiempo. Si no podía hacerla Antoine, no iba a poder hacerla nadie. Es el mejor director a la hora de hacer que la acción se sienta real en la pantalla. El es un tipo más, es una persona real. No hay que olvidarse de que es campeón de boxeo amateur. Antoine era el tipo más duro de todo el set. Era el doble más duro que cualquiera de los que estábamos ahí. El entiende lo que significa ser un guerrero. Y maneja mejor que nadie ese equilibrio, tan necesario para el cine de acción, entre verte como un copado en cámara y al mismo tiempo ser el tipo más malo de todos”, asegura Butler.
No parece ser un detalle menor que los terroristas que toman la Casa Blanca sean norcoreanos. “Es importante que las películas reflejen las tensiones que se viven en el mundo real. Hay que meterse con los temas relevantes para la sociedad. El contexto político es fundamental para que se le preste más atención a una película. Eso es lo que más le interesa al público. Igual, acá los malos no es el gobierno norcoreano, sino un grupo terrorista con una venganza personal”, razona Butler.
Y enseguida analiza que “unos cuantos años atrás hubiera parecido ridículo hacer una película donde la Casa Blanca es tomada por asalto. Y hoy este tipo de cosas pueden hacerse verosímiles dentro del contexto del cine de acción. El mundo cambió cuando unos terroristas, armados nada más que con navajas, provocaron el 11 de septiembre. Durante muchos años, el enemigo en todas las películas era la Unión Soviética. Hasta que cayó el régimen comunista y Rusia se convirtió en un aliado más. Ahí ya no se hicieron más películas con ellos como el enemigo. El cine de acción siempre necesita actualizar al enemigo a los tiempos que corren.” El buen humor de Butler sorprende, a pesar de confesar que se pasó toda una tarde en México dando entrevistas. Y el actor se despide con un chiste: “En realidad hablamos con nuestro publicista y le pedimos que convenza al gobierno de Corea del Norte que nos ayude con la promoción de la película. Y tenemos un muy buen publicista.”
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