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Mike Patton: El Padrino del rock.

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Musica.

El cantante de Faith No More toca este fin de semana en el Coliseo con otro proyecto, Mondo Cane. Caso único: un rockero haciendo canciones románticas italianas.
Buenos Aires, muchas veces llamada la ciudad más italiana del mundo fuera de Italia, es una de las privilegiadas en recibir a Mondo Cane, el proyecto más elegante de Mike Patton. Este honor –compartido con sólo un puñado de ciudades alrededor del mundo- no tiene nada de casualidad: Mondo Cane es un elaborado ejercicio de revisión de los clásicos del pop italiano de los años cincuenta y sesenta. Patton -cantante de los héroes del rock alternativo Faith No More y emprendedor de cientos de proyectos-, oriundo del norte californiano, vivió en Italia por siete años.

Allí supo incorporar los sonidos de aquellos tiempos escuchando los programas de radio locales destinados al público de la tercera edad. Su carácter versátil y su mente abierta a los extremos sonoros lo hicieron pensar en este proyecto que ya lleva un disco editado y varios impactantes shows en vivo. Un producto apto para todo público, tan atractivo para los seguidores de la música experimental como para los entrañables nonnos italianos. El sábado y el domingo en el Teatro Coliseo, Patton presentará a un ensamble de 24 iluminados músicos entre quienes se encuentran algunos de sus colaboradores más destacados, como el bajista Trevor Dunn, el percusionista William Winant y el talentoso multi instrumentista Vicenzo Vasi. “Originalmente todos los músicos en Mondo Cane eran italianos y éramos una banda más numerosa que ahora. Redujimos la cantidad de músicos en favor de poder llevar el show a diferentes lugares y con eso hubo algunos replanteos en cuanto a los arreglos. Entonces fue cuando opté por buscar a algunos de mis compañeros de toda la vida, con quienes comparto un lenguaje musical”.

En Mondo Cane cantás canciones con contenido romántico, cosa no habitual en otros de tus proyectos, donde la música puede ser muy agresiva. ¿Cómo te acercaste a esta temática? Esto nació como un homenaje de amor al lugar donde viví y a mi gente de allí. Es como abrir una ventana obvia para adentrarse en la cultura de Italia y encontrar mucho más de lo que pensaba encontrar. Si hubiese estado en Buenos Aires, hubiese sido igual. Fue comenzar probando con unas pocas canciones, lo cual se convirtió en un concepto, en un show en vivo, en un disco, y próximamente en otro disco. Este es un gran desafío musical, claro, los temas son mucho más complicados de lo que parecen a primera escucha. Ahí comencé a investigar quiénes eran los compositores, arregladores, etc. Es fascinante.

Para el público porteño, este show debería ser especial, debido a la gran influencia de la cultura italiana en nuestra ciudad...

Mirá, la segunda vez que estuve en Buenos Aires me reuní con familiares de quien era mi esposa en ese momento (la artista italiana Titi Zuccatosta) ¡que ella todavía no conocía! Los primeros shows de Mondo Cane fueron en Italia. ¿Cómo recibieron los italianos tus versiones de sus clásicos pop? ¡Bastante bien! (risas). Imaginate, solíamos tocar en fiestas de pueblo, cuando el calor en Italia es insoportable y todo el mundo sale a la piazza a divertirse, donde en el escenario te podés encontrar a un tipo haciendo un karaoke de Bon Jovi (risas) y a los niños disfrutando de sus gelatti por ahí. Al terminar los shows las señoras mayores, que lógicamente conocían todas las canciones, quedaban encantadas con lo nuestro y me preguntaban quién era y si tenía ¡cassettes para venderles! (más risas). Realmente fue una tranquilidad porque esta es música de esa gente, no mía. También tengo muy buenos amigos en Italia que son capaces de decirme si realmente lo que hago está bien o no, sin necesidad de chuparme las medias, y ellos me apoyaron.

“Hay cierta magia en este tipo de música -agrega-. Recuerdo otro particular show que dimos; fue en un gran festival en Finlandia. Tocábamos muy tarde, con el público cansado y muy borracho (risas). Estaba seguro de que nos odiarían. Milagrosamente cuando terminamos de tocar, la gente lloraba. Hay algo en esta música que está más allá del lugar de donde vengas o el idioma que hables. Los porteños gozarán mucho del show.” Aunque pronto habrá otra oportunidad de disfrutar en vivo del ecléctico talento de Patton (cuando nos visite en noviembre con Faith No More), los shows del Coliseo se presentan como una oportunidad musical única, una rareza con valor propio. El lado más crooner de Mike Patton no es algo para ignorar, sobre todo luego de haber triunfado ante las exigentes y pueblerinas abuelas italianas.




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