Daniel Radcliffe: "A Harry le debo todo"
 |
ESPECTACULOS / Esta es la historia de un chico que a duras penas se mantenía a flote en el mar de las dificultades escolares y, de la noche a la mañana, se convirtió en un actor de renombre internacional, y amasó una fortuna como por arte de magia. Así podría resumirse el destino de Daniel Radcliffe, el protagonista de los filmes de Harry Potter, el último de las cuales, Las reliquias de la muerte, Parte 2 , se estrena el jueves en la Argentina. “La película tiene un ritmo que no para, muy acelerado, excitante. Es como una carrera que no se detiene, batalla tras batalla. Es fantástica”, dijo Radcliffe en la entrevista exclusiva que concedió a Clarín en una habitación del Berkeley Hotel, en Londres. Un instante después de haberlo dicho, el actor, que el 23 de julio cumplirá 22 años, y que habla a una velocidad semejante a la que le atribuye al filme, sonrió, movió sus ojazos azules en todas las direcciones y atendió el llamado interior de la modestia: “Bueno, lo estoy diciendo yo, que participo en la película –deslizó-. Pero es que estoy entusiasmado, porque mientras la hacíamos, sentí que todo lo que sucede en la película son momentos emblemáticos del libro (escrito por J. K. Rowling)”. Vital, curioso, de trato amable y discurso sensato, se entregó al diálogo sin retacear respuestas sobre su profesión, su vida familiar, su relación con el dinero y la fama, su deseo de formarse como escritor y cineasta, su despedida de Harry Potter y su contribución a distintas causas humanitarias. Ahora que tu trabajo terminó, ¿qué significa Harry Potter en tu vida? Harry Potter me hizo. A Harry le debo todo. Independientemente de lo que haga el resto de mi vida, mi carrera siempre se remontará a Harry Potter. Me inició en todo. Es muy raro: la mayoría de los actores nunca tienen la chance de interpretar a un héroe de acción, y yo, que la tuve, comprobé que es muy divertido. Extrañaré a Harry, porque sé que después de él, hay cosas que no voy a volver a hacer nunca. ¿Qué tipo de cosas? Por ejemplo, lo que hice en Harry Potter y el misterio del príncipe : brotar del lago, en la cueva, en medio de un anillo de fuego. Pero creo que lo más significativo de Harry Potter es haber pasado diez años en el set con gente maravillosa. Es gente que quiero, han sido mis mejores amigos, y ya los extraño muchísimo. Eso será lo más difícil. Pasé mis años de adolescencia allí, hice amistades que durarán el resto de mi vida. Crecí con Harry Potter , crecí en ese set. ¿A quiénes vas a extrañar más? A Michael Gambon, Gary Goldman, Emma (Watson), Tom Felton... Seguiré viendo a esa gente, pero no es tan fácil, porque Gary Oldman, por ejemplo, vive en los Estados Unidos. Cené con él cuando estuve en Los Angeles, pero fue un encuentro breve, y ya estoy extrañándolo. A David Thewlis, que es brillante, también voy a extrañarlo. Lo que tienen en común los que nombré es que además de ser grandes actores, hacen todo lo que está a su alcance para mantener el ánimo en el set. Son buena gente, hablan con todos… ¿Aprendiste de ellos en el aspecto actoral? Sí, pero también aprendí cómo hay que conducirse en un set de cine y cómo hay que interactuar con todos los que trabajan allí. ¿Cómo encarás tu vida profesional después de “Harry Potter”? Siento que éste es el momento para empezar a mostrarle a la gente que puedo hacer otras cosas. Y quiero hacer otras cosas. Si dejo de trabajar después de Harry Potter , es muy fácil que empiecen a decir: no se tomaba la actuación en serio. Y quiero mostrarles que, efectivamente, me tomo la actuación muy en serio. Pero vos ya habías hecho otras cosas antes de “Harry Potter”… Absolutamente. Pero ahora que Potter llegó a su fin, y todos son muy conscientes de que terminó, la gente va a empezar a interesarse de verdad por lo que haga, y es importante que el público me vea seguir adelante y trabajar. Se dijo que no habías quedado muy contento con tu actuación en “Harry Potter y el misterio del príncipe”. ¿Por qué tuviste ese sentimiento? Cuando vi la sexta película, sentí que estaba actuando con una sola nota y que podría haber tenido mayor variedad. Eso me molestó, mucho. Pero esa toma de conciencia fue buena, porque me movió a la acción en el séptimo filme. Soy muy crítico conmigo mismo. Tuve una larga charla con Alan Rickman sobre este asunto, y él me dijo que cuando uno cree que hace todo bien, ése es el preciso momento en el que debería dejar de actuar. La autocrítica es necesaria, porque sin ella uno no mejora. ¿Qué te llevó a elegir el camino de la actuación a los 10 años? Nada. No me iba particularmente bien en el colegio, y Sue Latimer – que entonces ya trabajaba como agente de actores, y luego se convirtió en mi propia agente- habló con mis padres. Mi papá y ella eran amigos desde hacía treinta años. Creo que fueron juntos a la escuela de teatro. Mis padres le contaron a Sue que tenía muchas dificultades en la escuela. Y ella les dijo “¿por qué no lo mandan al casting que hay para el papel de David Copperfield en una producción para TV? Nadie esperaba que lo lograra, porque yo nunca había actuado, y ni siquiera había mostrado interés por la actuación. Fui a la audición, y lo conseguí. Y así, comenzó todo. Recién a los 14 años pensé “sí, esto es lo que quiero hacer”. ¿Qué es lo que más disfrutás del trabajo en cine? La posibilidad de ser parte de una película que conmueve a la gente. Eso es lo excitante. Yo no actúo para las fiestas y el glamour, prefiero el trabajo, el sudor en el set. Después vienen las premières, que siempre son difíciles, pero me dan la oportunidad de interactuar con los fans... Los fans me siguen sorprendiendo. ¿El hecho de haber empezado a trabajar desde tan chico te hizo más maduro que otros de tu edad? No sé si ahora soy más maduro que otros muchachos de 20 años. Pero sí que era más maduro que los de 15 cuando tenía 15. Me parece que con el tiempo, esa cuestión se fue emparejando. Yo estaba siempre rodeado de adultos: en esas condiciones, se madura más rápido. ¿Cómo manejás la fama y la fortuna siendo tan joven? Lo mejor es eludir la fortuna. No pienso en eso. Tengo un departamento lindísimo, y estoy muy contento de tenerlo. El dinero es algo que te da margen de maniobra, pero nunca debe ser tu meta en la vida. Me crié con esa idea. En cuanto a la fama, lo único que se necesita es tener gente buena alrededor. Yo cuento con mi mamá, mi papá y Sue Latimer, que si me vuelvo arrogante, me van a frenar. Si a tu alrededor hay gente que te quiere y no esos aduladores que sólo te dicen lo que querés oír, estás bien. Cuando se alcanza el nivel de fama que vos tenés, se pierde la privacidad. ¿Cómo te llevás con esa imposibilidad de vivir sin el asedio de la prensa? Hay momentos en los que pienso “qué bueno sería si los paparazzi no fueran a la casa de mis padres”. Pero, para serte franco, creo que muchos de los que son continuamente fotografiados por los paparazzi están en esa situación porque van a los lugares equivocados, es decir, donde están los paparazzi, o porque ellos mismos les avisan. Hay mucho de eso. Antes decía, y hasta cierto punto sigo diciéndolo, “sólo me siento famoso más o menos un mes al año, que es el mes del estreno de Harry Potte r, cuando hago las entrevistas, y me veo”. Después, pasa, y sigo con mi vida. Además, mis amigos no piensan en mí como “Dan, el famoso”, piensan en mí como “Dan, el idiota”. ¿Todavía escribís poesía? No tan seguido, pero lo que escribo ahora es mejor que lo que escribía antes. El primer año que me puse a escribir, hice como 60 poemas, y 20 eran malos. Ahora hago dos páginas y digo: “una basura”, y empiezo de nuevo. También leo mucho, porque ése es el modo de avanzar en la escritura. Me encanta leer y tengo una gran imaginación –me lo dijo mi profesor de lengua-, y realmente quiero tratar de usarla. La cuestión es encontrar el tiempo y algo que me inspire, supongo. Estoy esperando esa idea y, quién sabe, tal vez tenga que esperar 40 años. Pero escribiré. ¿También te gustaría dirigir cine? Absolutamente. Es mi ambición. Siempre me atrajo, pero no pensé que lo tenía dentro de mí, hasta hace poco, hasta la última película de Harry Potter . Pienso que todo director debe verse como el capitán de un barco y tratar a todos con respeto. Si a la gente se la trata bien, trabaja mejor. Para poder dirigir, tengo muchísimo que aprender en cuanto a cámaras, lentes, filtros... Todo eso tengo que aprenderlo, pero me encantaría, ser director de cine. |
No hay comentarios.: