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De villa Devoto a recorrer el mundo en una combi Volkswagen modelo ’83

En 2012, Maru Orza y Martín Sesana salieron a recorrer Latinoamérica a bordo de una Volkswagen modelo ’83.

Instalados en México desde 2015, tienen un programa de radio desde donde transmiten sus vivencias y aprendizajes. “Intentamos ser una ventana por la cual más gente salga a ver el mundo”, dicen.

Ese día llevaban cinco meses viajando en combi. Llegaron a Perú, más precisamente a la ciudad de Piura, ubicada hacia el noroeste, y estacionaron el vehículo en el centro. A juzgar por la cantidad de comercios abiertos, y de personas caminando de un lado al otro, les pareció una cuadra segura. Lo que siguió después, recuerdan, pasó en un lapso de 15 minutos.


De villa Devoto a recorrer el mundo en una combi Volkswagen modelo ’83




Mientras ellos entraban a un locutorio a chequear los e-mails, alguien bajó la ventanilla de la combi, entró y se llevó casi todos los elementos de valor que tenían allí. Desde los pasaportes, pasando por tarjetas de crédito y débito, dinero, una cámara de video, una cámara de fotos y los micrófonos con los que hacían radio en la ruta.

“Por suerte se apiadaron y nos dejaron el juego de mate intacto”, bromean María Eugenia Orza (46) y Martín Sesana (39) al recordar una de las tantas anécdotas que acumulan desde el inicio de su travesía.

Dejar la zona de confort

De Villa Devoto, Capital Federal, Maru y Martín son periodistas y se conocieron en 2004, mientras trabajaban en una radio. Después de dos “viajes piloto” (N. de la R.: el primero duró dos meses y fueron de mochileros a Europa; el segundo de seis y pasaron por Europa de Este, algo de África y bastante de Asia), el jueves 16 de febrero de 2012, decidieron salir a recorrer Latinoamérica a bordo de una Volkswagen kombi modelo ’83 a la que bautizaron “Huella”.

“La verdad es que nos costó un montón dejar todo, porque estábamos muy a gusto con nuestras vidas. Pero, por otro lado, eran más fuertes las ganas de viajar por el mundo que quedarnos con la duda de: ‘¿Qué hubiese pasado si...?’”, dice ella.



Después de dos años de ruta, y visitar una decena de países (Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Belice) llegaron a México. Una vez allí, cuenta Martín, recorrieron 15 de los 33 estados hasta que se radicaron San Cristóbal de las Casas, donde viven actualmente.

Para esa altura -año 2015- llevaban andados 40 mil kilómetros.

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“Cuando estás viajando durante mucho tiempo, llega un momento en que necesitás un hogar. San Cristóbal de las Casas nos encantó: si bien es una ciudad, es un lugar muy tranquilo”, apunta Maru y cuenta que parte de la decisión de asentarse tuvo que ver con que “quedaron embarazados” de su primera hija: Gaia (5).

Su propio estudio de radio.

A poco de iniciar su viaje, allá por 2012, se les ocurrió montar un estudio de radio en la combi. La idea -cuenta Martín- fue de Maru y, al principio, tenían pensado transmitir en vivo. “Después resultó que en la práctica no era tan fácil. Estabas en Machu Picchu, querías hacer un programa y no había wifi. Entonces empezamos a hacer programas grabados y, sin saberlo, nos anticipamos a los podcasts”, coinciden.

“El objetivo era que las personas que seguían nuestro viaje pudieran escuchar los programas y, de alguna manera, trasladarse al lugar donde estábamos. De hecho nos pasaba que nos mandaban mensajes diciéndonos: ‘Esta mañana los escuché camino al trabajo y viajé con ustedes por Ecuador’. Lo que nos volvía era tan lindo que nos daba muchas más ganas de seguir haciéndolo”, cuenta Maru.



El año pasado, incluso, hicieron una “edición especial de cuarentena” que condujo Gaia. “La idea era repetirla, pero al final hicimos uno solo programa. Ella insistió y le dimos el gusto. Contó cómo estaba viviendo sus días de cuarentena acá en México, qué hacía, qué películas miraba”, dice Martín, que ofició de co-conductor junto a su hija.

-¿Fue muy dura la cuarentena en México?

Martín: Acá el confinamiento nunca fue obligatorio. Aunque, si no tenías ninguna actividad esencial, te sugerían quedarte en tu casa y nosotros lo respetamos. Solamente salíamos para ir al supermercado. En México la pandemia se rige por semáforos. Hay rojo, naranja, amarillo y verde. Hace tres semanas, en el Estado de Chiapas donde estamos, llegó el verde. Cuando estás en ese color podés hacer prácticamente todo.

-Antes me comentaban que, luego de mucho viajar, necesitaron volver a asentarse. Después de cinco años viviendo en una casa, ¿no tienen ganas de volver a la ruta?



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Maru: Sí, viajar nos mantiene vivos. Sentimos que el tiempo de estar asentados cumplió su ciclo. Cuando volvés a la rutina, volvés a quejarse por lo mismo o dejás de valorar esas cositas pequeñas de lo cotidiano a las que sí prestás atención cuando estás viajando. Lo loco es un poco esto, ¿no? Cuando ya dejaste tu zona de confort y querés volver a dar el salto... pero bueno con una hija es distinto.

-¿Por qué?

Martín: Capaz los miedos que antes no teníamos, vinculados a los imprevistos que surgen durante cualquier viaje, como que se te pinche una goma o se te rompa el motor en el medio de la nada, ahora nos hacen un poco más de ruido. Pero bueno, será cuestión de animarse. Sabemos que hay un montón de familias que viajan con hijos y se puede.

-¿Qué fue lo más grave que les pasó mientras estuvieron de viaje?

Martín: Un montón de cosas: nos robaron, chocamos, se nos murieron familiares. Todo lo que te puede pasar viviendo en un departamento en Capital, nos pasó pero en la ruta. Algo insólito, quizás, fue que nos robaron: entraron a la combi y se llevaron nuestros pasaportes, nuestra plata, todo. Fue en Perú. Hacía apenas cinco meses que estábamos viajando.

Maru: Hubo un montón de situaciones que fueron un “garrón” y que muchas veces pusieron a prueba el viaje pero, con el tiempo, fuimos aprendiendo que hasta las cosas malas traen sus cosas positivas y sus aprendizajes. Por ejemplo, cuando nos robaron en Perú, fue un bajonazo total, pero conocimos personas increíbles. Después de hacer la denuncia, los medios locales nos empezaron a hacer notas para difundir nuestro caso. Mientras hacíamos los trámites para recuperar las tarjetas de débito y crédito, un día nos fuimos a cenar a un puestito en la calle y nos cruzamos con unos señores que nos dijeron: “¿Ustedes son los argentinos a los que le robaron? Los vimos en la tele. Les invitamos la comida”. Gente mala hay en todos lados, pero hay mucha más gente buena. Lo que pasa es que los malos tienen mejor prensa.

-¿Qué es lo que más extrañan de Argentina?

Martín: La familia, los amigos y las juntadas. Si bien la familia viajó hasta acá y nosotros también para allá un par de veces, no es lo mismo.

Maru: Nuestra profesión. A veces nos preguntamos qué hubiera pasado si nos hubiéramos quedado en Capital Federal, trabajando en la radio. Acá estamos trabajando pero no de lo que nos apasiona, que es justamente escribir, producir y hacer radio. La realidad es que nunca nos imaginamos viviendo en otro país. Aun así, no lo cambiamos por nada del mundo. De hecho, cuando volvemos a Buenos Aires y vemos cómo viven amigos o familiares, nos damos cuenta de que ya no podríamos volver a esa rutina. Están en otro ritmo. Siempre corriendo.

*Para conocer más sobre la historia de Maru y Martín www.kombirutera.com.ar

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