El Barsa cayó ante el Chelsea y complicó su chance.
El Barsa cayó ante el Chelsea y complicó su chance.
Aunque hizo todo el gasto, el equipo de Guardiola chocó con un Cech imbatible y perdió 1-0 en Inglaterra. Quedó obligado a ganar la revancha en el Camp Nou para poder jugar la final.
 Drogbá festeja; Valdés sufre. |
Por el gol de Didier Drogba casi en el final del primer tiempo, Barcelona cayó 1-0 en Londres por la ida de las semifinales de la Liga de Campeones en el primero de los dos partidos de esta trascendental semana que comenzó a atravesar. La próxima parada, en el Camp Nou, se la jugará ante Real Madrid, con el fin de cercenar la ventaja que los merengues le llevan en Liga a solamente un punto.
Acostumbrado a arrinconar a los rivales merced a la tenencia casi monopólica de la pelota, el Barcelona le regaló al público inglés una nueva muestra de ese estilo. Con la propuesta habitual, toque corto, movilidad y, sobre todo, Lio Messi, los de Josep Guardiola salieron a hacer pata ancha en tierras inglesas, a marcar un gol de visitante que desesperara al anfitrión. Pudo hacerlo cuando a los 8 minutos el chileno Alexis Sánchez estrelló una buena definición por arriba del arquero Petr Cech en el travesaño, luego de una exquisita sucesión de pases y juego elaborado. Más tarde lo tuvo Iniesta, y en el rebote, increíblemente pifió Fábregas, que luego exigió al 1 checo con un zurdazo que fue despejado con los puños. También inquietó Messi a la valla local, cuando cabeceó un centro de Dani Alves. De nuevo apareció la figura de Cech para ahogar el grito culé.
Fábregas tuvo después otra vez el gol en sus pies, pero su exquisita definición de zurda, de cuchara por sobre la salida del arquero, fue despejada en la línea. La asistencia había sido obra de Messi. Cuando Barcelona había hecho todo y más para estar en ventaja, llegó el desnivel para Chelsea. Messi perdió una pelota en tres cuartos, de donde partió un pase largo cruzado para Ramires, quien desbordó por la izquierda y puso el centro rasante que Drogba, con otro zurdazo, terminó por convertir.
El comienzo de los segundos 45 siguió con el mismo tono de la primera etapa. Y en menos de cinco minutos, tuvo la primera situación Barcelona. Escaló el lateral izquierdo Adriano, enganchó hacia el medio y soltó un buen derechazo que obligó a Cech a arrojarse sobre su izquierda y despejar con los puños.
Los locales defendían cada vez más atrás, y con más gente. Sobre los 11, Fábregas puso un pase precioso de emboquillada que Sánchez no pudo aprovechar, y su derechazo, cuando era atorado por Cech, se perdió desviado.
El Chelsea se limitaba a aguantar el resultado y a buscar a su faro, el marfileño Didier Drogba, con pelotazos para que aguantara la pelota, y de tanto en tanto traía alguna complicación a la zaga visitante. El Barsa iba e iba, más allá de perder claridad por momentos. La muralla defensiva planteada por el DT del local, Roberto Di Matteo, parecía infranqueable para el elenco de Pep Guardiola, que contó con algunos tiros libres peligrosos en los que ni Messi ni Xavi pudieron calibrar la mira. Sobre la hora, una peinada de Puyol casi le permite al Barsa festejar el empate, pero una vez más, y tal vez en la mejor atajada de la noche londinense, Cech se estiró sobre su derecha y fue bien abajo para detener el remate.
En el último minuto de descuento, la injusticia llegó al límite de lo increíble: el Barsa tuvo tres chances de gol en la misma jugada, cuando primero la defensa tapó un remate de Messi, después el tiro de Iniesta dio en el palo, y Pedro, en el rebote, la tiró a las nubes cuando en el arco no había oposición. Estaba claro: no era el día para el Barsa. Ahora necesitará mejorar la puntería en la vuelta, en el Camp Nou. De otra manera, esta Champions se perderá de tener en la final al equipo que deslumbra al mundo.
Acostumbrado a arrinconar a los rivales merced a la tenencia casi monopólica de la pelota, el Barcelona le regaló al público inglés una nueva muestra de ese estilo. Con la propuesta habitual, toque corto, movilidad y, sobre todo, Lio Messi, los de Josep Guardiola salieron a hacer pata ancha en tierras inglesas, a marcar un gol de visitante que desesperara al anfitrión. Pudo hacerlo cuando a los 8 minutos el chileno Alexis Sánchez estrelló una buena definición por arriba del arquero Petr Cech en el travesaño, luego de una exquisita sucesión de pases y juego elaborado. Más tarde lo tuvo Iniesta, y en el rebote, increíblemente pifió Fábregas, que luego exigió al 1 checo con un zurdazo que fue despejado con los puños. También inquietó Messi a la valla local, cuando cabeceó un centro de Dani Alves. De nuevo apareció la figura de Cech para ahogar el grito culé.
Fábregas tuvo después otra vez el gol en sus pies, pero su exquisita definición de zurda, de cuchara por sobre la salida del arquero, fue despejada en la línea. La asistencia había sido obra de Messi. Cuando Barcelona había hecho todo y más para estar en ventaja, llegó el desnivel para Chelsea. Messi perdió una pelota en tres cuartos, de donde partió un pase largo cruzado para Ramires, quien desbordó por la izquierda y puso el centro rasante que Drogba, con otro zurdazo, terminó por convertir.
El comienzo de los segundos 45 siguió con el mismo tono de la primera etapa. Y en menos de cinco minutos, tuvo la primera situación Barcelona. Escaló el lateral izquierdo Adriano, enganchó hacia el medio y soltó un buen derechazo que obligó a Cech a arrojarse sobre su izquierda y despejar con los puños.
Los locales defendían cada vez más atrás, y con más gente. Sobre los 11, Fábregas puso un pase precioso de emboquillada que Sánchez no pudo aprovechar, y su derechazo, cuando era atorado por Cech, se perdió desviado.
El Chelsea se limitaba a aguantar el resultado y a buscar a su faro, el marfileño Didier Drogba, con pelotazos para que aguantara la pelota, y de tanto en tanto traía alguna complicación a la zaga visitante. El Barsa iba e iba, más allá de perder claridad por momentos. La muralla defensiva planteada por el DT del local, Roberto Di Matteo, parecía infranqueable para el elenco de Pep Guardiola, que contó con algunos tiros libres peligrosos en los que ni Messi ni Xavi pudieron calibrar la mira. Sobre la hora, una peinada de Puyol casi le permite al Barsa festejar el empate, pero una vez más, y tal vez en la mejor atajada de la noche londinense, Cech se estiró sobre su derecha y fue bien abajo para detener el remate.
En el último minuto de descuento, la injusticia llegó al límite de lo increíble: el Barsa tuvo tres chances de gol en la misma jugada, cuando primero la defensa tapó un remate de Messi, después el tiro de Iniesta dio en el palo, y Pedro, en el rebote, la tiró a las nubes cuando en el arco no había oposición. Estaba claro: no era el día para el Barsa. Ahora necesitará mejorar la puntería en la vuelta, en el Camp Nou. De otra manera, esta Champions se perderá de tener en la final al equipo que deslumbra al mundo.
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