Villa Devoto: los negocios se readaptan para subsistir.
Pese al impacto negativo de la pandemia en la mayoría de los comercios, algunos pocos rubros se sorprendieron con buenas ventas.
Marcelo Rodríguez, dueño y encargado de una mercería ubicada en el barrio porteño de Villa Devoto, contó: "El sector se movió por quienes se volcaron al tejido, al bordado, a tapices. Incluso hubo gente que vino a comprar telas, lanas e hilos, porque hizo cursos por Internet. Aunque no se puede hablar de ventas brillantes; por suerte, muchos pudimos trabajar y muy bien, cosa que no fue habitual".
"No hay que generalizar, porque, si bien a mí me fue muy bien con el negocio, no en todas las mercerías ocurrió lo mismo. Hay que distinguir lo que pasó en Capital y en provincia, donde tardaron más tiempo en abrir, hubo más restricciones y controles, y acá estuvo mucho más libre", agregó el comerciante.
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Para Rodríguez, "esta pandemia trae aparejada una enorme cuota de injusticia, porque hubo gente que trabajó bien y hubo gente que la está pasando muy mal. Nuestro rubro se movió; sin embargo, tuvimos algunos problemas que cada vez son más notorios, por ejemplo, la falta de mercadería, lo que obedece a que la cuarentena sorprendió en un momento crucial donde los que produjeron dejaron de producir y los que todavía no habían comenzado se dedican ya a hacer las ropas o los tejidos de invierno". "Los primeros días que empezamos a realizar ventas a domicilio fue raro, porque jamás pensamos hacer algo así. Tuvimos que poner el número en la vidriera, tomar los pedidos por WhatsApp, mostrarles los productos a través de imágenes y, si algo les gustaba, llevárselos a la casa. Readaptarse fue una forma de subsistir", concluyó.
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