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Coronavirus. Qué pasa si mi hijo no quiere salir de casa

Según los especialistas es un comportamiento esperable después de tantos días de encierro por el nuevo coronavirus

El sábado a la mañana, cuando fue a despertar a su hija Mía, de 13 años, Marina se llevó una sorpresa. "Apenas abrió los ojos, lo primero que me dijo fue: 'No voy a salir'", cuenta esta diseñadora gráfica del barrio porteño de Villa Pueyrredón. "Lo volvimos a hablar cuando desayunábamos. Me preguntó si podía salir sola y le expliqué que no". La madre insistió: "Pero, ¿es por eso? ¿querés salir sola?" La adolescente respondió: "No, yo estoy bien así".

Coronavirus. Qué pasa si mi hijo no quiere salir de casa




En el primer fin de semana en que los chicos estuvieron habilitados para dar un paseo tras dos meses de cuarentena por el nuevo coronavirus , muchas familias vivieron una escena similar en sus hogares. A la hora de salir, algunos chicos dijeron que no . Y aunque esa negativa tal vez provoque inquietudes o dudas en los padres, según los especialistas es un comportamiento esperable después de tantos días de encierro .

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Detrás de esta especie de "fiebre de la cabaña" ( cabin fever , término que nació a principios del siglo XX en Estados Unidos para describir el estado mental causado por meses de aislamiento y soledad, debidos a largos e intensos inviernos) las razones pueden ser muy diferentes: sus hijos están cómodos, no tienen ganas, sienten miedo o simplemente prefieren quedarse en casa para hacer otra cosa. Lo importante es encontrar un espacio para charlarlo y si aparecen temores, transmitir la tranquilidad de que con los cuidados mínimos no existe riesgo alguno en dar una vuelta. Y que los adultos están ahí para eso, para cuidarlos.

Marina decidió respetar la decisión de Mía sin cuestionarla. "Le dije que si no quería, no era obligatorio -relata-. Su proyección de salida es juntarse en un parque a tomar mate con sus amigos. No tiene miedo a salir por el virus, pero necesita ese contacto cercano". Su madre lo entiende y por eso por ahora no la inquieta que no haya querido pasear: "Mientras me vaya contando lo que le pasa, no me preocupa".

Ansiedad de los adultos

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La idea de que hay que salir de inmediato porque ahora se puede a veces expresa más las ansiedades de los adultos que el deseo real de los niños, explican los especialistas. "Muchos chicos hoy están contentos en sus casas. Se adaptaron y se acostumbraron como lo hicimos todos, y en principio no hay que preocuparse por eso", aporta Marisa Russomando, psicóloga especialista en crianza y familia. Además, las opciones posibles, como dar una vuelta manzana, pasear la mascota o hacer las compras, no resultan tentadoras para todos los chicos. Por eso es importante respetar los tiempos y los deseos de cada uno.

Una forma de motivar las ganas de salir es, por ejemplo, organizar un pequeño plan. Algo menos genérico que ir a caminar cinco cuadras o salir andar en bicicleta "porque sí". Puede ser, por ejemplo, ir hasta la heladería a tomar un helado. O acercarse a la vidriera de una juguetería que les guste a los chicos. No tiene que ser algo necesariamente relacionado con el consumo, aclara la psicóloga: la idea más bien es que funcione como incentivo.



Russomando advierte que los padres sí tienen que prestar particular atención en dos casos: en aquellos chicos que se "sobreadaptan" al encierro y "arman una ficción, un artificio, donde no están incluidas las emociones", o cuando aparecen fobias o grandes miedos al contagio . Entonces, lo fundamental es "no saltarse la charla y ahondar en los motivos por los que los chicos no quieren salir" y que puedan contar cómo se sienten al respecto. Pero conviene buscar un espacio y un tiempo serenos para hacerlo, sin presiones y no necesariamente apenas surge la negativa.

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Damián es un profesional porteño que tiene tres hijos: dos varones, de 17 y 15 años, y una adolescente de 12. "Vengo impulsando a la más chica a salir un rato, pero no quiere. Tomó miedo a las situaciones de encuentro social. Es una inercia del encierro", relata, preocupado. El fin de semana la familia tuvo que insistir "intensamente" para que salga a tomar un poco de aire, y al final lo consiguieron. La caminata fue breve: a las dos cuadras, ella quiso volver.

Entorno virtual

"Otro factor que incide, y aparece también en el varón de 15, son los videojuegos y las redes. El encierro profundizó las dificultades para cortar con el entorno virtual", observa Damián.

Según Maritchu Seitún, psicóloga especializada en orientación a padres, y autora de libros de crianza, "algunos chicos son de por sí más temerosos, y su aproximación a las cosas de la vida es más temerosa: la casa les dio seguridad y al abrir la puerta no tienen ganas de salir".

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Pero hay otros que tal vez incorporaron las preocupaciones de los relatos adultos sobre el coronavirus, a veces exagerados: "Es el momento de que los papás, que son sus referentes, les expliquen que no corren riesgos. Que están haciendo la cuarentena para cuidar a los mayores, que estaban seguros antes y que están seguros ahora, y que pueden salir junto a ellos y los van a cuidar".

En ese sentido, es clave disolver los temores paso a paso. "Los miedos se resuelven con información, con pequeños cambios que el chiquito aguante sin angustiarse. Se puede empezar por salir un rato al palier del edificio o a la vereda, para ir acercándose a la calle. Con los más chicos se puede jugar a que salen a pasear, o contarles un cuento sobre el tema", recomienda Seitún. En todo caso, "hay que estar alerta porque los miedos a veces se disfrazan de 'no me interesa', 'no me gusta', 'no quiero'".

A Bruna, de 9 años, desde chica le cuesta dejar su casa. Disfruta mucho de pintar, hacer manualidades o seguir tutoriales online para aprender cosas nuevas. "Hacemos muchos esfuerzos para que mantenga su vida social y esto le vino bárbaro para quedarse adentro", cuenta Mariela, su madre. Por eso este fin de semana decidió ponerse firme: "Hoy vamos a salir". Toda la familia fue a dar una vuelta en bicicleta por su barrio, Villa Devoto. Y aunque al principio costó, Mariela cree que fue una decisión acertada: "Al final, Bruna disfrutó un montón. Creo que para no fomentar el miedo está bueno ir haciéndolo así. De a poco".

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