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Rey Momo: iba a ser un limpiahornos y hoy es la espuma de carnaval mas famosa.

José Luis Zito empezó a producirla en Lomas en 1969, en base a una fórmula de limpiador en aerosol que había salido mal. Para el logo se inspiraron en Martínez de Hoz, el ministro de economía de la dictadura.

Contaba la mitologĂ­a griega que Momo era el dios de la burla y el sarcasmo. Con el tiempo mutarĂ­a a Rey Momo, sĂ­mbolo de los carnavales​, especialmente de AmĂ©rica Latina.

Rey Momo: iba a ser un limpiahornos y hoy es la espuma de carnaval mas famosa.




Pero acá, en la Argentina -y en Lomas-, ese nombre se vincula a una marca y un producto muy específico: la nieve artificial que chicos y grandes se lanzan durante los corsos.

Son pocas las marcas que reemplazan el nombre de un producto y, así como con la birome, en este caso también se trata de un invento argentino for export.

Su creador se llama José Luis Zito (73), aunque algunos también lo rebautizan con el nombre de su producto estrella, aquel que surgió casi por accidente (como la mayoría de los inventos exitosos) y es el emblema de su fábrica que acaba de cumplir 50 años.

“Yo habĂ­a tenido una experiencia haciendo aerosoles con el papá de mi primera esposa en el año 1968. Poco despuĂ©s me independicĂ© y empecĂ© a comprar envases, los llenaba, los mandaba a gasificar afuera y los salĂ­a a vender. Era un trabajo que me tomaba todo el dĂ­a, la semana entera”, cuenta Zito.

Durante el festejo por los 50 años de la marca Rey Momo, Soledad terminó bañada en espuma.

ArrancĂł con limpiavidrios y, de a poco, se fue expandiendo. Su fábrica naciĂł en un garaje de Colombres y Olazábal, en Lomas de Zamora​. Su primera empleada fue su mamá y la segunda, su esposa de entonces.

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Era el germen de lo que se convertirĂ­a en Aerolom, una empresa que actualmente tiene 55 empleados en “temporada baja” (fuera de carnaval), y 25.000 metros cuadrados en Camino Negro altura Sáenz.

Zito hacía venta domiciliaria. Primero salía él a ofrecer puerta a puerta y más tarde contrató a 12 promotoras que agrandaron el circuito a Colegiales y Villa Urquiza, pero siempre con base en Lomas.

Dos años después de iniciar su pequeñísima empresa, llegó a manos de Zito una fórmula fallida que originalmente iba a ser para un limpiahornos y derivó en la espuma que sería el símbolo del carnaval porteño y conurbano.

La fábrica de espuma en aerosol Rey Momo, en Lomas de Zamora.

El primer nombre que recibió el invento fue Momo, a secas. Allá por 1978 Zito miraba el packaging de unas pastillas que tenían la cara del Rey Momo y fue a ver a su dibujante de cabecera, un ilustrador lomense que firmaba como Sierra. Juntos en el taller ubicado en Meeks y Sixto Fernández y a plumín, como se acostumbraba en la época, se basaron en aquella imagen, le pusieron corona y le agregaron una oreja que imitaba las de José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía de la dictadura cívico-militar.

La imagen quedó tal cual hasta el día de hoy y el original de ese boceto acompaña todavía a Zito, cual amuleto de la suerte.

“Al principio se vendĂ­a muy poco, unos 200 tarritos por noche en los dĂ­as de carnaval de la calle MaipĂş. Lo vendĂ­a CotillĂłn Lomas , un local que habĂ­a en Alem y Boedo. Fueron los primeros en confiar en nosotros”, rememora Zito.

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Con la vuelta a la democracia vino es espaldarazo que Rey Momo necesitaba para imponerse como clásico de los carnavales.

José Luis Zito, creador de la espuma en aerosol Rey Momo.

“Con el regreso de los corsos de Avenida de Mayo dimos el gran salto. Empezamos a trabajar con mayoristas importantes, se fue formando la clientela. Hoy se exporta a Chile, Bolivia PerĂş, Paraguay y Colombia. Desde hace 35 años tenemos esa posibilidad que nos abre las puertas tambiĂ©n con nuestros otros productos”, cuenta el empresario lomense que tambiĂ©n fabrica lubricante en aerosol, spray de colores para el cabello, glitter y serpentinas.

Hoy, Rey Momo concentra el 70% del mercado de espuma de carnavales, rubro que mueve unos $15 millones al año.

Con controles cada vez más estrictos, la fĂłrmula se fue perfeccionando pero... ¿es secreta? No. Zito aleja misticismos al respecto.

“Tiene una proporciĂłn mĂ­nima de materia activa de champĂş para bebĂ©s, agua, perfume, conservantes y el gas que produce el efecto de espuma”, detalla. El aroma caracterĂ­stico es otro sello que hace de Rey Momo un recuerdo indeleble en la memoria colectiva.

“Decir el nombre de la marca automáticamente genera una sonrisa en la gente”, se enorgullece Zito, quien cada temporada de carnaval contrata 25 empleados se refuerzo para producir espuma en cantidad. En julio se jubilĂł un trabajador que estuvo 36 años en la compañía, su primer y Ăşnico empleo.

Ni el Rodrigazo, el “efecto tequila” ni el 1 a 1 con importaciones que hacĂ­an imposible la competencia bajaron al Rey Momo de la carrera. Los productos apĂłcrifos que venĂ­an desde China con el nombre “Rey mono”, tampoco.

“Lo importante es que todo lo que se emprenda se haga con honestidad, esa es la Ăşnica forma de ganar al cliente. Si uno no mantiene la conducta, lo pierde. Todo se puede, es conducta y paciencia”, afirma a modo de consejo para quien arranca. Este año incursionará en desodorantes e insecticidas, para hacer frente a otra Ă©poca difĂ­cil, pero que a Zito no lo vence.

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