Los grandes desafĂos que plantea Buenos Aires 2018 para el futuro olĂmpico
CIUDAD
A poco menos de un año de la ceremonia inaugural en la 9 de Julio, se intentarán mostrar unos Juegos sustentables, sin "elefantes blancos", multiconectados, con equidad de género y fusionados con los espectadores.
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9/10/2017
Cuando el 4 de julio de 2013 el ComitĂ© OlĂmpico Internacional eligiĂł a la capital argentina como sede de la tercera ediciĂłn de los Juegos OlĂmpicos de la Juventud, el ComitĂ© OlĂmpico Argentino celebrĂł a lo grande un logro histĂłrico y rápidamente puso manos a la obra. En los Ăşltimos cuatro años, el ComitĂ© Organizador de Buenos Aires 2018, con Leandro Larrosa a la cabeza, trabajĂł en estrecha colaboraciĂłn con el organismo presidido por Gerardo Werthein y el Gobierno de la Ciudad y hoy, a poco menos de un año de la ceremonia inaugural a lo largo de la avenida 9 de Julio, están confiados de que podrán entregar un evento de primer nivel, sustentable econĂłmicamente en el tiempo y que dejará un legado inmenso. Unos Juegos hechos por jĂłvenes y para jĂłvenes, que prometen cambiar el paradigma olĂmpico. El sueño de Buenos Aires 2018 comenzĂł a gestarse hace siete años, poco despuĂ©s de que la ciudad fuera designada para recibir la 125ÂŞ SesiĂłn del COI, el primer evento olĂmpico realizado en el paĂs, que se celebrarĂa en 2013. Entonces, dentro del COA se animaron a apostar por más para tratar de traer a Argentina los Juegos de la Juventud, que presentaban un gran desafĂo. Es que con apenas una ediciĂłn celebrada -la elecciĂłn de Buenos Aires se realizĂł un año antes de Nanjing 2014-, ese era un evento que todavĂa estaba buscando su identidad. "HabĂa quienes decĂan que no cumplĂan ninguna funciĂłn. Nosotros tuvimos que defender los Juegos y para eso armamos un proyecto que fuera innovador y sustentable. No fue fácil, porque cuando hay cosas que están instaladas desde hace mucho tiempo, no es fácil cambiarlas. Tuvimos que trabajar mucho", recuerda Werthein. "No fue un proceso fácil, pero logramos convencer al COI de llevar adelante las nuevas ideas que les planteamos, porque fuimos con un proyecto extremadamente profesional, serio y con sustento, y que está alineado con la Agenda 2020 que el propio presidente Thomas Bach presentĂł hace un tiempo. Desde la llegada de Bach, el ComitĂ© está más abierto a recibir nuevas propuestas y nosotros tuvimos además la suerte de que Gerardo es un miembro COI muy activo, con muy buena relaciĂłn con Bach y escuchado y respetado por el resto de los miembros", reflexiona Larrosa. Lo primero que se plantearon fue la necesidad de armar unos Juegos sustentables, que no los obligaran a gastar más de los 187 millones de dĂłlares que a comienzos de este año se estableciĂł como presupuesto operativo final: 15 millones los aportará el COI, estiman 11 millones de parte de sponsors y el resto está a cargo de la Ciudad. ¿CĂłmo se llegĂł a esos 187 millones si en noviembre de 2012, en el informe redactado por el Grupo de Trabajo del COI para estos Juegos, estaba escrito que Buenos Aires proponĂa un presupuesto de 104.690.000? Lo explica Larrosa: "Durante la campaña se construye un presupuesto teĂłrico con muy poca informaciĂłn. El presupuesto final fue madurando en base al conocimiento: una primera versiĂłn la entregamos a fines de 2015, otra en 2016 y a comienzos de año hicimos el definitivo, el más acertado, porque ya estaban desarrollados los planes operativos. Es un presupuesto lĂłgico para el COI y barato, porque está repartido en cinco años". ![]() Lo mismo sucediĂł con el presupuesto de infraestructura de la Ciudad, que en la campaña se especificĂł en 126.400.000 dĂłlares y que con el tiempo se definiĂł en alrededor de 180 millones para la construcciĂłn de la Villa y del Parque olĂmpicos. Para lograr el objetivo de que dejaran un legado tangible para la Ciudad, era fundamental evitar los "elefantes blancos", esas megaestructuras que llaman la atenciĂłn por su espectacularidad, pero que son difĂciles de mantener y pierden su funcionalidad luego de los Juegos. "Todo lo que se construye tiene un dueño a futuro", fue una consigna que en Buenos Aires 2018 siguieron al pie de la letra. La Villa OlĂmpica fue pensada como parte de un proyecto de urbanizaciĂłn de la zona Sur de Buenos Aires. El Gobierno de la Ciudad recuperará los alrededor de 90 millones de dĂłlares que invirtiĂł en su construcciĂłn -que generĂł además 3.000 empleos- con la venta de los 1.159 departamentos distribuidos en 31 edificios, que fueron diseñados en conjunto con la ComisiĂłn de Atletas para que todas las instalaciones se adapten a las necesidades reales de los deportistas. ![]() El Parque OlĂmpico, que costĂł cerca de 90 millones de dĂłlares, tambiĂ©n tiene su futuro asegurado. Tras los Juegos, pasará a manos de la SecretarĂa de Deportes de la NaciĂłn para ser utilizado como un nuevo centro de alto rendimiento, con un hotel con 500 camas, un comedor y lugares de esparcimiento. En ese predio se levantaron pabellones que parecen por afuera sencillos galpones de logĂstica, pero que por dentro cuentan con instalaciones y campos de juego del más alto nivel. Y que tienen tribunas fijas con capacidades funcionales para Argentina y otras desmontables que completan la medida requerida para el evento. Este concepto tendrá dos beneficios. Por un lado, una ventaja operacional y econĂłmica para la organizaciĂłn, porque concentrará toda la acciĂłn en cuatro lugares fĂsicos. Pero además permitirá una mayor integraciĂłn con el pĂşblico y la sociedad, en lĂnea con el objetivo de Buenos Aires 2018 de llevar los Juegos a la gente y lograr una visiĂłn urbana del deporte, una tendencia cada vez más grande a nivel mundial. AsĂ, en cada Parque los fanáticos podrán ver competencias de alto nivel -ingresarán con una pulsera que les dará acceso a todos los deportes de ese predio- y tendrán además la posibilidad de participar de actividades de iniciaciĂłn deportiva y de disfrutar de los fan fest. ![]() Este punto obligĂł al COI y al ComitĂ© Organizador a negociar algunos cambios en algunos deportes con las federaciones internacionales. AsĂ, por ejemplo, el fĂştbol le cediĂł su lugar en el programa al futsal, el handball al beach handball, habrá básquetbol 3x3, el canotaje tendrá una prueba totalmente diferente a las tradicionales, que combinará las modalidades sprint y slalom, y el remo acortĂł las distancias de sus carreras para poder realizarlas en los canales de Puerto Madero. Y si de llevar los Juegos a la gente se trata, ¿quĂ© mejor que una ceremonia de apertura en plena 9 de Julio?. "Basta de competir a ver quiĂ©n gasta más para hacer lo mismo en un estadio", pensĂł el equipo de Buenos Aires 2018 y planteĂł la idea de una fiesta inaugural abierta para 500 mil personas, que sirva además para mostrarle la Ciudad al mundo. Otro desafĂo, sobre todo desde el punto de vista organizativo y de seguridad, que en el COA confĂan que superarán con Ă©xito. Desde el ComitĂ© Organizador se propusieron atraer especialmente a las nuevas generaciones de espectadores, fanáticos de la misma franja etaria que los atletas. AsĂ proyectaron unos Juegos multiconectados digitalmente en diferentes plataformas, que le permitirán al pĂşblico interactuar con los deportistas y que transformen al streaming y a las redes sociales en grandes protagonistas. Las competencias serán televisadas gratuitamente en el paĂs y se filmarán de tal modo que puedan ser vistas en televisores y en celulares. En la esencia de los Juegos tambiĂ©n fue innovador el proyecto de Buenos Aires, que eligiĂł privilegiar el programa deportivo, sin descuidar el cultural y el educativo. ¿Por quĂ©? Porque los atletas vienen a competir y a buscar medallas y la gente, a ver a las estrellas del futuro, que más adelante serán protagonistas de los Juegos OlĂmpicos tradicionales. "DespuĂ©s de RĂo de Janeiro 2016, todos se dieron cuenta de algo que nosotros ya sabĂamos: que los Juegos OlĂmpicos de la Juventud son un posicionamiento extraordinario para el futuro de estos jĂłvenes y por eso cada paĂs manda a sus mejores representantes", explica Larrosa. Un dato le da la razĂłn: en la cita de la ciudad carioca, atletas que habĂan pasado por Singapur 2010 o Nanjing 2014 ganaron 80 medallas y rompieron seis rĂ©cords olĂmpicos. Ante esa realidad, desde el COA y el ENARD se propusieron encontrar a los atletas más destacados de todo el paĂs para armar el equipo olĂmpico. Se puso en marcha un programa de captaciĂłn de talentos, que comenzĂł con el testeo de 700 mil chicos de todas las provincias, que fueron pasando por diferentes etapas. Hoy ese grupo se redujo a 500 y finalmente quedarán alrededor de 120, que terminarán conformando la delegaciĂłn para los Juegos, que recibirán a 3.998 atletas de 15 a 18 años, divididos en mitades por sexo. "Haber empezado a trabajar con tantos chicos tuvo un efecto expansivo, porque llevĂł a que en las federaciones nacionales se duplicaran -y hasta triplicaran en algunos casos- el nĂşmero de niños y jĂłvenes que se acercan a hacer deporte", analiza Larrosa. Y ahĂ radica el legado intangible de Buenos Aires 2018, que va mucho más allá de la gran cita que culminará el 18 de octubre del año prĂłximo: construir una nueva generaciĂłn de atletas y cultivar la cultura del deporte en una sociedad que necesita inclusiĂłn. Ver Promociones
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