AgronomĂa: los paisajes de cuento del joven Cortázar
Las callecitas circulares. Las casas bajas. Las casas de aire inglés, asomadas entre árboles.
Las rosas chinas trepándose por las paredes. Las petunias que decoran los patios. Y de repente un edificio gris entre la nube de hojas verdes, tupida y vaporosa, que pinta casi todo el cielo como un cuadro.Pasa un gato majestuoso. Otro bosteza, indiferente, en la vereda
Esto no es Marte ni una postal de pueblo. Es el barrio Rawson: un triángulo residencial ubicado entre Tinogasta, Zamudio y San MartĂn, en AgronomĂa, Capital.
Lo diseñó la Comisión Nacional de Casas Baratas para que los trabajadores pudieran comprar a crédito en 1934, con 104 viviendas y nueve edificios de tres pisos, intercalados en parques.
Mucho cambiĂł. La Ciudad creciĂł a lo alto, con torres de departamentos -que los vecinos de acá repelen- y el Rawson devino en remanso, a metros del trajĂn de las facultades de AgronomĂa y Veterinaria de la UBA y del Metrobus de Juan B. Justo, ya poco accesible en tĂ©rminos econĂłmicos y protegido con sistemas de vigilancia privada variados.
Igual, el barrio es único en muchas cosas. Uno de los más lindos de Buenos Aires. No hay negocios. Sólo un bar y restorán encantador, Rayuela. Y una placita con rayuelas pintadas en el pavimento.
Es que el Rawson fue el último lugar de la Ciudad donde vivió el joven Cortázar (1914-84), autor de la novela Rayuela (63), antes de partir a Francia.
Y Julio Cortázar en el corazón: los recuerdos de quienes lo conocieron
Como dice una placa en el edificio que habitó en Artigas 3426, el clima del barrio está en varios de sus relatos. Y su nombre, en una de las calles del barrio.
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“Por Tinogasta y Zamudio bajĂł Clara taconeando distintamente, saboreando un sol de noviembre roto por islas de sombra que le tiraban a su paso los árboles de AgronomĂa. En la esquina de Avenida San MartĂn y Nogoyá, mientras esperaba el Ăłmnibus 168, oyĂł una batalla de gorriones sobre su cabeza...”
EscribiĂł, por ejemplo, en el relato Ă“mnibus, de Bestiario (1951).
Lo que contĂł ahĂ podrĂa pasar ahora. Hay islas de sombra. Pájaros bravos. Y además a los gatos no les importa el boxer que pasea con su dueño delante de ellos. Los gatos fueron, son “guardianes del barrio”, como describiĂł el escritor.
Por eso, tambiĂ©n, Ă©ste es un paisaje de cuento. Uno de esos escenarios donde tampoco serĂa raro encontrar cronopios, famas y esperanzas.
1) Feria. Tres cactus o suculentas pequeños por $100. Plantines de orĂ©gano por $20. Y de ajĂ picante, tan rojo que quema, por $25. Como si la sombra de los árboles del predio de la Facultad de AgronomĂa y la de Veterinaria de la UBA no bastara en verano, los segundos fines de semana de cada mes funciona allĂ una feria: Del Productor al Consumidor.
Para mirar. La feria de productores y artesanos en el predio de la UBA en AgronomĂa.
Plantines. En la feria Del Productor al Consumidor, en el predio de AgronomĂa de la UBA.
Desde hace unos cuatro años, a los costados de la Avenida de las Casuarinas, ofrecen desde dulces y berenjenas en escabeche hasta quesos, yerba orgánica y artesanĂas, entre otros productos.
Desde la feria contaron que reúnen, en promedio, a más de 120 productores y artesanos.
Verdes. Los puestos de verduras, un clásico de la feria de productores de AgronomĂa.
-¿Y los verduleros? -preguntĂł una señora el domingo.
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Ese dĂa no estuvieron. Y casi no hubo puestos de comidas. Es que era la primera ediciĂłn 2017. Y febrero, dicen desde la organizaciĂłn, es un mes particular porque siguen las vacaciones, "el clima es un poco traicionero" y "el calendario, bastante ajustado".
A la feria se entra por Avenida San MartĂn y Nogoyá -donde toma el colectivo 168 uno de los personajes de Ă“mnibus, relato de Cortázar- y por Avenida de los Constituyentes y BeirĂł. De 10 a 19, gratis.
Para chequear la agenda, consultar su Facebook o Twitter. Ya tienen un hashtag para resumir su idea: #LaFeriaMásLinda
2) Plazoleta. La Carlos de la Púa -bautizada asà en homenaje a ese autor, figura del lunfardo, llamado también Malevo Muñoz- es el corazón del barrio Rawson. En el tercer piso de edificio de enfrente, vivió Cortázar. Por eso, las rayuelas recreadas en las calles y veredas. A pesar de las pintadas en el mástil, los bancos de alrededor son perfectos para mirar y llevarse una postal del barrio redondita como la propia plazoleta. En Artigas al 3200.
Plazoleta de la PĂşa. Con rayuelas pintadas en el pavimento
Homenaje a Rayuela. En 2009, en la 9 de Julio. / Fernando de la Orden
3) Cortázar. En uno de los departamentos del tercer piso de este edificio privado vivió Cortázar (1914-84) parte de su juventud: entre los años 34 y 51. Cuando daba clases en colegios de la Provincia de Buenos Aires, iba a visitar a su mamá y a su hermana.
Tercer piso. Acá vivió Cortázar durante su juventud. El edificio de Artigas 3246 es privado
Panorámica. Del edificio donde Cortázar visitaba a su mamá y su hermana en el barrio Rawson.
Placa. En Artigas 3246, recuerda que allĂ viviĂł Cortázar antes de instalarse en ParĂs./ Alfredo MartĂnez
Sobre la fachada una placa dice: "En este edificio viviĂł Julio Cortázar; el clima del barrio Rawson y AgronomĂa está presente en varios de sus cuentos". Y otra recuerda la restauraciĂłn del edificio y su reconocimiento como patrimonio histĂłrico en 2012. En Artigas 3246.
4) TĂpica. Ésta es una de las 104 casas de dos plantas diseñadas para el barrio Rawson. Su aire inglĂ©s, aĂşn conservado, se convirtiĂł en uno de los sĂmbolos de este remanso en Capital. Las hay más humildes o más pitucas, más petisas y más floridas que arboladas. Pero entre todas crean la atmĂłsfera plácida del lugar.
5) Rayuela. AsĂ se llama -además de la gran novela de Cortázar, publicada por primera vez en 1963- y este local, que abriĂł en 2015. Se autodefine muy bien: "Bar, cafĂ©, restaurant, refugio, de linda vereda, en el barrio Rawson, triángulo enclavado en AgronomĂa, rodeado de árboles, pájaros y casas añejas".
Se trata de un espacio moderno y coqueto que propone una carta donde conviven las ensaladas y los sándwiches gourmet con tortas que evocan a las de la abuela.
El sándwich de salmón con papas rústicas vale $190 y la jarra de jugo de pomelo con miel, para compartir, $130.
Para más información, visitar el Facebook del lugar. En Artigas 3199.
Dato: Vale la pena mirar la pizarra del bar- restĂł Rayuela. Al lado del dibujo de la rayuela, hubo otros dibujos, dibujos hechos con tizas por el vecino Langer, por ejemplo. Y suele haber textos. "Yo era asĂ antes de que tĂş llegaras. Caminaba por las mismas calles...", decĂa hace un tiempo. "Para leer en forma interrogativa/ Has visto/verdaderamente hasta visto/ la nieve los astros los pasos afectados de la brisa...", se lee ahora. ¿No que vale la pena?