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Victoria y Stefanía Xipolitakis, las lobas de Mar del Plata.

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Las hermanas comparten el escenario en “Brillantísima” (Mar del Plata), pero aseguran que son muy distintas. Vicky dice que tiene “teta, cerebro y carisma”. Stefy se ampara en “un perfil más bajo"
Victoria y Stefanía Xipolitakis, las lobas de Mar del Plata.
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20/1/14

Aunque son hermanas y comparten el escenario de Brillantísima, en el complejo Atlas-América de esta ciudad, Victoria y Stefanía Xipolitakis -a partir de este momento Vicky (28) y Stefy (29)- prefieren llegar a la entrevista por separado. “Yo no viajo en el auto con mi hermana porque nos peleamos”, dirá más tarde Vicky, dejando en claro que la convivencia se sostiene en un inestable equilibrio. Tanto, que aseguran que hace rato que prefieren no dar notas juntas. “Esta es una excepción”, advierten. En todo caso, si en algún momento anduvieron por la tele tirándose con lo que tenían a mano, al menos ahora se sientan a la misma mesa y a la hora de los bifes se defienden sin restricciones. “El límite es la familia” coinciden las chicas, seis temporadas después de su debut marplatense en el teatro La Campana, de la mano de la Tota Santillán, Waldo y compañía. Una, Vicky, como primera vedette; rol que defiende sobre el escenario y también fuera de él, con perfil que calza a la perfección en la dinámica mediática del verano. La otra, Stefy, como segunda vedette en el programa y los afiches, aunque bastante alejada de las plumas, tanto en escena como fuera de ella. En línea con esa distinción, las dos se empecinan en marcar sus diferencias, cuya primera evidencia es el vestuario que elige cada una para la entrevista. En ese punto, mientras Vicky llega con una microbikini y un pareo liviano - “A mí me dijeron que era para hacer fotos en la playa”, se justifica, con una ingenuidad algo actuada y una inimputabilidad que la exime de ciertos análisis-, su hermana prefiere una opción que la deja menos al descubierto.

“No es algo nuevo que seamos distintas. Sólo que antes por ahí teníamos que vestirnos las dos iguales y hacer lo mismo. Entonces, no se veía tanto”, explica la menor, retrocediendo en el tiempo a la época en la que se presentaban como “las mellizas griegas”. “Ahora, que cada una eligió su camino, su meta, su destino, es otra cosa”, completa, y se la deja servida a la mayor: “Ahora todo toma un estado más público. De un lado, mi hermana, que expone todo, y del otro yo, que prefiero mantener un perfil más bajo.” Convengamos que al principio les rindió bien el tema de las “mellizas”.

Vicky: Sí. Era como un juego. No lo teníamos como un trabajo, hasta que nos llamaran del programa Palermo Hollywood porque nos vieron divertidas. Ahí, las cosas ya empezaron a cambiar. Nos dimos cuenta de que este juego se había convertido en un trabajo, y descubrimos que queríamos hacer esto para siempre. Entonces, decidimos que lo mejor que podíamos hacer era separarnos y que cada una buscara su camino.

Stefy: Llegó un momento en el que quizás hacíamos lo mismo, pero alguna de las dos estaba incómoda. Por ahí ella proponía hacer fotos muy sexies, y yo no quería. Y por ahí yo proponía un vestuario más tranqui.

Vicky: No me ponías más tranqui, me ponías como una pelotuda. ¿Qué lugar ocupaban sus padres en esas peleas?

Stefy: La nuestra es una familia típica, unida. Mis papás están enamorados como desde el primer día que se vieron.

Vicky: Son como novios.

Stefy: Entonces, siempre insisten en que estemos unidas, en que la familia está primero, en que la sangre nunca traiciona. En un principio, mi papá quería preservarnos. No quería que estuviéramos involucradas en un medio que todo el tiempo está señalado como un medio jodido. Quería que nos formáramos, que fuéramos a la facultad, que tuviéramos un trabajo de oficina.

Vicky: Por mi papá, yo me anoté en la carrera de Administración de Empresas, porque él quería que manejara la suya. Pero empecé a laburar de esto y dejé todo. Duré un año y medio.

Stefy: Yo me recibí como organizadora de eventos, y seguí como relacionista pública. Pero cuando empecé a tener cierta notoriedad, era como el punto de la clase y los profesores me marcaban. A veces tenía muchos 10, porque los tipos me querían voltear.

¿Vos también tenías muchos 10?

Vicky: No, ni siquiera por eso (risas). Mi problema es que no puedo levantarme temprano. Yo necesito dormir y comer. Las necesidades básicas.

¿Cómo definirían la elección de cada una? ¿Vedette, actriz, mediática…?

Stefy: Eso es una profesión para alguien que no quiere hacer nada y prefiere quedar en el camino. Pero para la gente que quiere crecer, no. No podés toda tu vida ser una quilombera. A mí siempre me gustó la parte de la conducción, ser panelista; siempre me gustaron los chicos, los animales. Es algo pendiente, porque hay que explotar otras cosas. Además, el otro día debuté como modelo, en el desfile de Mar del Plata Moda Show, que es algo que deseaba desde hace años.

Vicky: Yo elegí ser vedette. Y me preparé para eso. Tomé clases de baile, y en el mismo desfilé bailé y la rompí. Igual, te criticaron bastante por tu actuación en “Brillantísima”.

Vicky: Me quedo con la opinión de Moria Casán, Carmen Barbieri y Norma Pons que son grandes de verdad. Las demás son cuatro de copas que hablan mal para tener un poquito de cámara, porque se quedaron en Buenos Aires sin hacer nada. ¿Te sentís primera vedette?

Vicky: No me siento; soy. Estoy preparada para estar ahí. Hace tres años fui figurita, después segunda vedette y, ahora, lo que me quedaba era ser primera. Yo marco la diferencia, y para eso no sólo hay que tener un cuerpo bonito. Este medio es para vivos. Si no, te puentean. Y por más que todos piensen que no, yo tengo cerebro. Muchas, quizás tienen sólo culo y teta. Yo tengo culo, teta, cerebro; y carisma. Y el carisma no se hace. Con el carisma se nace. ¿Y vos sos segunda de tu Vicky?

Stefy: Es raro, porque aparezco como vedette, pero no hago cosas de vedette. No salgo ni tan en bolas ni nada. Hago aquello para lo que me preparé, estudiando comedia musical con Valeria Lynch, teatro con María Rosa Fugazot y canto. Son tramos de comedias musicales. Tengo un cuadro fabuloso, que se lo iban a dar a esta mujer, la que estaba con Matías Alé.

Vicky: ¿Silvina Escudero?

Stefy: No, la que estaba antes.

Vicky: Ahhhh, ¡la señora grande!

¿Qué les queda de aquellas primeras temporadas, cuando eran conocidas como “las urracas”?

Stefy: Es algo del pasado. Aunque no nos quejamos, porque es lo que nos puso donde estamos ahora.

Vicky: Crecimos. Y estoy feliz porque estoy en el lugar que elegí, dejando a más de uno con la boca cerrada.

Stefy: Con la boca abierta.

Vicky: Bueno, abierta.









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