Karina Llanes : Llegué a tener tres trabajos y un domingo libre cada 15 días
BARRIO.
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Después de 20 años de matrimonio y un divorcio difícil, en 2008 Karina Llanes se encontró sola, sin trabajo y con tres hijos de 8, 17 y 20 años para mantener.
Karina Llanes en la cocina de Ritratto, donde hoy es segunda chef: “El peso está todo sobre una y no hay tiempo de quejas”.
26/5/13
Hasta entonces, había sido ama de casa. “Necesitaba alimentar a mis chicos y me puse a buscar trabajo. A los tres meses, conseguí entrar a hacer tareas de limpieza en el Hospital Pedro de Elizalde, a través de una empresa que más adelante también me ubicó en otro lugar. Después, el jefe de cocina de Ritratto, un restaurante de Villa Devoto donde había sido lavacopas, me propuso volver. Tenía tres trabajos y un domingo libre cada 15 días. Estaba tan cansada que sentía que me llevaba el viento. Pero lo único que me importaba era salir adelante, mandar a los chicos a la escuela y llegar a fin de mes. Lo que hacía en el restaurante siempre me gustó más y, después de tres años, pude dejar la empresa de limpieza”, cuenta Karina, que hoy está a punto de cumplir 44 años, vive en Villa Lugano y sigue siendo el sostén de su familia. Como jefa de hogar, ella enfrenta desafíos constantes y sigue luchando: “El peso está todo sobre una y no tenés tiempo para quejarte. Además, tenés que aprender a administrarte. Te vas curtiendo, buscás ofertas. Ahora no es un momento fácil, porque el dinero no alcanza por la inflación. Antes sacaba a mis hijos a comer afuera todos los lunes, pero ya no puedo. Además, tengo una hija enferma y los médicos no saben qué tiene. Este año estuvo tres veces internada y eso también requiere plata”. Al mismo tiempo que se ocupó de las necesidades de su familia, Karina creció mucho profesionalmente. En Ritratto empezó como bachera, después fue ayudante de cocina y hoy es la segunda cocinera. “Es un restaurante especializado en cocina italiana y yo hago las pastas, incluyendo los ravioles –cuenta–. Amo mi trabajo y estoy muy agradecida con mi empleador, porque me enseñó muchas cosas y me dio la oportunidad de superarme. Hasta me becó para que haga un curso de chef. Además, la cocina es un mundo de hombres, pero yo logré hacerme un lugar y trabajo a la par de ellos”. |
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