Instituto venció a Almirante y le dio otro disgusto a River.
Instituto venció a Almirante y le dio otro disgusto a River.
El equipo de Franco logró remontar la desventaja inicial para ganar 3-1 en Córdoba. Con este triunfo, alcanzó a los de Almeyda en el fundamental segundo puesto.
 Instituto. |
21/05/12
Si durante la semana había sufrido por los ataques y las amenazas de sus barrabravas, el comienzo del partido le a Instituto más presión. Ese cabezazo de Daniel Vega, a los 9 minutos, fue como echar más leña al fuego en la mañana cordobesa. Almirante, casi sin proponérselo, se ponía en ventaja. Y ese gol se gritaba también en Núñez, en Quilmes y hasta en Rosario.
Entonces, Instituto fue un manojo de nervios. Un equipo eléctrico, apurado y sin ideas. Que intentó por las bandas pero siempre chocó con la segura defensa de Almirante. Cuando Lagos se escapó, a los 26, resolvió mal: a las manos del arquero cuando Gagliardi y Dybala esperaban el pase atrás. También intentó el lateral Damiani, por la derecha. Pero en la única que desbordó, Ortiz se la sacó del buche a Lagos.
Entre el desconcierto de Instituto y las ganas de Almirante se hizo un partido de ida y vuelta. Entre los 40 y los 43, los de Giunta tuvieron tres ocasiones para aumentar: Cisterna exigió una buena tapada de Chiarini, Vega le pegó de mediavuelta y la pelota dio en un defensor y Morrone tiró afuera desde la puerta del área.
Sin embargo, en su mejor momento, Almirante sufrió el empate cuando Dybala asistió a Encina. El ex Central rompió la línea de los defensores y quedó mano a mano con Monasterio. Le eludió, entró al arco con pelota y le dio un poco de paz a sus hinchas, ya desesperados.
En la segunda parte, el ingreso de Fernández le ofreció a Instituto más variantes ofensivas. Con mucho entusiasmo, pero poco fútbol, el local arrinconó a Almirante. Dybala estuvo cerca en una, Lagos en otra. Hasta que a los 32, llegó el segundo tanto. Tras un tiro de esquina, Barsottini se encontró con una pelota y le pegó de media vuelta para la alegría de los locales.
Almirante nunca reaccionó. Intentó con algún centro, o con alguna individualidad de Cisterna. Pero ya había pasado su tiempo. En la última del encuentro, Fernández sentenció el partido tras conectar un centro y en Alta Córdoba volvió a salir el sol.
Si durante la semana había sufrido por los ataques y las amenazas de sus barrabravas, el comienzo del partido le a Instituto más presión. Ese cabezazo de Daniel Vega, a los 9 minutos, fue como echar más leña al fuego en la mañana cordobesa. Almirante, casi sin proponérselo, se ponía en ventaja. Y ese gol se gritaba también en Núñez, en Quilmes y hasta en Rosario.
Entonces, Instituto fue un manojo de nervios. Un equipo eléctrico, apurado y sin ideas. Que intentó por las bandas pero siempre chocó con la segura defensa de Almirante. Cuando Lagos se escapó, a los 26, resolvió mal: a las manos del arquero cuando Gagliardi y Dybala esperaban el pase atrás. También intentó el lateral Damiani, por la derecha. Pero en la única que desbordó, Ortiz se la sacó del buche a Lagos.
Entre el desconcierto de Instituto y las ganas de Almirante se hizo un partido de ida y vuelta. Entre los 40 y los 43, los de Giunta tuvieron tres ocasiones para aumentar: Cisterna exigió una buena tapada de Chiarini, Vega le pegó de mediavuelta y la pelota dio en un defensor y Morrone tiró afuera desde la puerta del área.
Sin embargo, en su mejor momento, Almirante sufrió el empate cuando Dybala asistió a Encina. El ex Central rompió la línea de los defensores y quedó mano a mano con Monasterio. Le eludió, entró al arco con pelota y le dio un poco de paz a sus hinchas, ya desesperados.
En la segunda parte, el ingreso de Fernández le ofreció a Instituto más variantes ofensivas. Con mucho entusiasmo, pero poco fútbol, el local arrinconó a Almirante. Dybala estuvo cerca en una, Lagos en otra. Hasta que a los 32, llegó el segundo tanto. Tras un tiro de esquina, Barsottini se encontró con una pelota y le pegó de media vuelta para la alegría de los locales.
Almirante nunca reaccionó. Intentó con algún centro, o con alguna individualidad de Cisterna. Pero ya había pasado su tiempo. En la última del encuentro, Fernández sentenció el partido tras conectar un centro y en Alta Córdoba volvió a salir el sol.
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