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Florencia de la V: "Yo me busqué mi camino"


Florencia de la V: "Yo me busqué mi camino".


Entrevista. Con programa propio Hoy estrena“La pelu”, por Telefe, y aquí cuenta su historia: la de una persona que tuvo que inventarse a sí misma y que ahora disfruta del sueño por el que tanto peleó.



Parirse a sí misma: eso es lo que hizo Florencia de la V. Desde la infancia se sintió mujer, pero el destino le había dado un cuerpo de varón. Podría haberse atrincherado en la queja y dedicarse a maldecir a la naturaleza por el error.
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Al fin y al cabo, ¿quién le iba a negar el derecho al pataleo? Pero eligió construir, con la arcilla que le tocó en suerte. A los 17 años, se presentó vestida de mujer en una fiesta familiar, y salió al mundo, a vivir como deseaba. Ahora tiene marido (Pablo Goycochea), dos hijos, un D. N. I que la reconoce como Florencia Trinidad (su apellido paterno), un teatro propio en Carlos Paz, y desde hoy, el protagónico de La pelu (de lunes a viernes, a las 12, por Telefe). “Me gustaría que a través de mí, la gente entendiera que en la vida, se puede lograr todo. Si te ponés a pensar, decís: “Si esta mina pudo todo esto, cualquiera puede hacer lo que sueña”.

¿Qué anhelabas cuando te presentaste en la fiesta vestida de mujer? Lo que anhelaba en ese momento era mi felicidad. Ahora tengo 36 años, y cuando miro a las hijas de Pablo, que tienen 18 y 20 años, las veo muy chiquitas y pienso en mí a esa edad y digo: ‘¡Qué chica que era!”. Aún no puedo creer cómo tenía esa seguridad para encarar la vida. Era decidida. Recuerdo que en aquel momento, pensé: si las personas me quieren de verdad, van a aceptarme como soy; y si no me aceptan, bueno, seguiré mi camino. Estaba convencida de que ese camino me daba felicidad, y creía en mí.

Y todo eso en una sociedad bastante más prejuiciosa que la actual...

¡Mucho más prejuiciosa, pensá que estamos hablando del año ‘92! En eso se avanzó mucho.

¿De dónde viene tu fuerza interior? El hecho de haber perdido a mi madre cuando yo tenía 2 años me hizo madurar desde muy chica. Y también me hizo ser desarraigada de mi familia. Mi papá volvió a tener una pareja, pero yo no sentía que fuera una familia sólida. Yo era bastante solitaria. Y creo que eso me hizo irme de mi casa y tener esta voluntad para decir “yo salgo y encaro la vida”. Yo nunca esperé nada de nadie. Jamás esperé nada. Yo me busqué mi camino. Tenía tenacidad y empuje porque sabía que todo lo tenía que conseguir sola. Empecé a trabajar desde muy chica. Quizás me hubiera gustado seguir estudiando, pero tuve que ganarme la vida.

¿Qué hubieras estudiado? Y… a mí me encantaba la historia… Pero no hubieras sido actriz… La vida sabe por qué hace las cosas… ¿Sabés que sí? Un día, cuando tenía 15 años, una adivina me dijo que yo todavía no había encontrado mi destino; que no sabía explicármelo, pero que veía que yo le iba a hacer mucho bien a la gente. Y yo pensé, ¿qué me está diciendo esta mujer? Ahora pienso que su predicción se refería a la alegría, a regalar humor. En el teatro, la gente se divierte conmigo. Siento que parte de mi éxito tiene que ver con que yo soy una figura netamente del público. Yo soy lo que soy por la gente; porque la gente paga una entrada para verme, porque la gente me elige. No sé qué le provoco a la gente, pero sé que me quieren mirar.

Cuando hablás de haber hecho todo sola, uno piensa que hasta tuviste que ponerte tu nombre...

Todo, todo hice sola. Yo me inventé. Yo volví a nacer.

¿Por qué elegiste “Florencia”? Porque me parecía un nombre muy femenino.

¿Cuándo empezaste a hablar de vos en femenino? Siempre creí que había nacido mujer; toda mi vida. A los cuatro años me vestía de mujer y hablaba de mí en femenino. Pero poco después, por lo que me decían las maestras del colegio, me despabilé de que no podía hacer eso. Después, mis padres me hablaron… Un día mi padre me atacó bastante severo por hablar de mí en femenino, y ahí me di cuenta. Cuando era chica iba a una psicóloga, y un día, ella me dijo que era difícil, que yo no iba a poder entenderlo ahora y que muchos no iban a poder comprenderme, pero que cuando fuera grande iba a poder elegir. Esas cosas me marcaron. Y siento que por todo eso, maduré desde muy chica. A los 15, ya había decidido el camino que quería encarar, y a los 17, me fui de mi casa... ¡Qué chica que era, y cómo lo hice! Sos muy valiente...

Ahora quizás soy más temerosa de ciertas cosas. Pero en la adolescencia, uno se tira a la pileta y va por la vida como si nada. Igual, era otra Argentina. Al margen de los prejuicio, era una Argentina en la que se podía andar por la calle, yo viajaba en tren a la capital, y podías andar… había menos inseguridad.

Puesta a aceptarte tal cual sos, declaraste que no pensás operarte para cambiar tu genitalidad...

Es que me llevó muchos años aceptarme, muchos… Porque yo tengo que convivir con las dos personas, ¿entendés? De verdad, creo q la aceptación llega cuando te aceptás a vos misma. En un momento pensé, éstas son las cartas que me tocaron; y con esas cartas jugué: nací hombre y me volví mujer. Ser mujer es lo mejor que me pasó en la vida, porque las mujeres son muy poderosas. ¿Por qué ahora hay tantas presidentes mujeres? Porque la mujer es poderosa. Yo fui las dos cosas, así que puedo hablar con conocimiento de causa. La mujer tiene poder, y cuando quiere ser mala, puede ser mala de verdad. El hombre puede ser malo, pero la mujer, si quiere, puede herir de muerte, con la lengua, simplemente. Para mí, la mujer es objeto de profunda admiración. Eso es lo que yo siento por ustedes. Te juro, de verdad, siendo mujer, sos la dueña del mundo.

¿Te costó decidirte a tener hijos? Sí, mucho. Fueron tres años de lucha interna. El prejuicio siempre existe... Es probable que les digan: “Tu mamá es una trans (transexual)”. Pero creo que a mis hijos lo único que les va a importar es que yo los ame, ¿entendés? Yo pensé: a algunos les toca un padre golpeador o una madre prostituta, y sin embargo, los quieren; entonces, ¿por qué mis hijos no me van a querer a mí aunque sea diferente? Y me animé a tenerlos. Pero te juro que pasé un proceso interno muy lento y muy fuerte.

¿Incluso teniendo tan claro quién sos? Sí, igual. Esto me hizo pensar muchísimo, porque estaba decidiendo sobre la vida de ellos, no sobre la mía. Y todo el tiempo me pasa eso con mis hijos. Yo sé que mi vida es pública, pero siento que a ellos tengo que preservarlos.


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