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Vuelve CQC


CQC: dos por tres.

Guillermo López y Juan Di Natale. Hoy regresa “Caiga quien caiga”, ahora por América y, por primera vez, con un dúo de conductores. Un clásico, ¿renovado?.







21/03/12
Hay una escalera en la terraza de la productora Eyeworks Cuatro Cabezas que conduce a un techo misterioso. Basta que los hombres de negro escuchen la advertencia de que por años ese suelo no se ha pisado, para que allí hundan su huella como Armstrong en la luna. Metáfora de lo que son. Dos a los que el “no”, estimula, íconos de ese periodismo descarado que, juzgan, “marcó escuela en la TV”. Desde la “luna”, inmortalizan para la foto esas dos sonrisas de Guasón. Las mismas que hoy (en CQC , a las 22, por América) volverán a dibujarse, caiga quien caiga. “No tenemos enemigos”, avisan.

Hienas. Así rebautizaron los italianos al formato CQC que Argentina exportó a una decena de países. Lejos de ese sustantivo, Guillermo “El pelado”y Juan Di Natale, los conductores, prefieren elegir la palabra “desfachatez” para hablar de ellos. Fue ese adjetivo el que exhibieron por años como noteros y, más tarde, como conductores del ciclo que cumple 16 temporadas. Ya sin Ernestina Pais, el clásico tendrá, por primera vez, un dúo de conductores. Con esa escuela de la irreverencia y tanto político al que dejaron en off-side , cuesta creer que no coleccionen enemistades. López hace memoria y con su elegancia para la ironía evoca entonces “un intento de golpiza en un cumpleaños de Lita de Lazzari”. Intentaba entregar una torta adornada con un tanque de guerra y el séquito de la mujer terminó por estampar el pastel en su traje negro. Gajes del oficio.

Otro CQC . Otro país. Otro mundo. En 16 temporadas, mutaron los nombres detrás del mostrador, se despidió el gran capitán (Mario Pergolini), cambiaron las emisoras anfitrionas (debutaron en América, pasaron por El Trece y Telefe), pasaron ocho presidentes, pero el ciclo resistió. “Milagro”, coinciden, que por estos tiempos pudieron lograr apenas algunos, como Mirtha Legrand, Marcelo Tinelli y Susana Giménez “El nuestro es un formato tan sólido que pudo resistir desde la ida de Mario a tantas otras cuestiones”, opina López.

Que no haya reemplazo de Ernestina implica una vuelta a ese formato históricamente masculino...

Di Natale : Pero sigue estando Martina (la notera). Y mujeres en la producción hubo siempre. El mismo programa que viste tres temporadas antes y se replicó en otros mercados, no tiene una marca sexista, no tiene connotación sexista. Hacemos un programa de humor, y si ese humor se lanzó al machismo en más de una ocasión, lo habrá hecho como se lanzó a otros costados. Porque hicimos humor con un periodista facho, por ejemplo, no somos fachos...

¿Por qué se redujo el grupo de conductores? Di Natale : De un tiempo a esta parte el trabajo en el estudio se fue volviendo cada vez más vertiginoso y nos fue obligando a los tres a un trabajo de síntesis imposible. Ahora, en vez de que haya tres voces, que haya dos habilita a que exista un poquito más de discurso para cada uno. El juego en un diálogo de dos es diferente.

Con el formato tan instalado, ¿Los políticos les temen más o menos? López : Desde el espectáculo yo he generado un perfil de nota en donde más que incomodar, fui a jugar. Para incomodar está la nota de política. Creo que los políticos responden con una tranquilidad disfrazada, pero están muy pendientes de qué van a decir.

Di Natale : Los personajes de la política se siguen sintiendo incómodos. Hay montón de casos de quienes prefieren no responder y seguir caminando.

Con esta división tajante de la política hoy, ¿se hace más difícil llevar adelante un programa así? López : CQC tiene una mirada que genera que los que son K digan que es anti K y viceversa.

CQC está parado en un lugar en el que puede opinar para los dos lados, oposición y no oposición. Mira las cosas con su propio estilo, más allá de los presidentes, y de los canales.

Di Natale : No somos árbitros. Más allá de cómo se distribuya el juego político en cada momento, no existen dos posiciones solamente sobre las cosas. Y el programa siempre mantuvo independencia de criterio. En todo caso, invitamos a que la gente que nos mira tenga herramientas para pensar como quiera.

¿Cuáles fueron los grandes logros de estos años? Di Natale : Difícil recordar eso. Yo hacía notas en las primeras tres temporadas y creo que nadie se acuerda ya que hacía notas. Pasé una noche en Chiapas, en un campamento zapatista, recuerdo el aterrizaje forzoso de Gonzalo en el sur. Después, si hablamos de personajes, hubo mano a mano con Lady Di, con Bill Clinton, con Fidel Castro...

López : Tantos años... resulta difícil de recordar. Destaco, por ejemplo, el “Proteste ya”, el habernos colado con la Bersuit en los premios Gardel que transmitía Telefe cuando nosotros estábamos en El Trece. O (Diego) Maradona yendo en el tren a la anticumbre. El concepto de producción es el de levantar la apuesta todo el tiempo.

Vitalicio del ciclo (debutó en 1995, año de inicio del programa) Di Natale habla de “una escuela” que nutrió a la televisión: “ CQC fue inspirador, productivo para la pantalla argentina”. López, parte del producto desde hace una década, suma: “El protagonismo del notero casi no existía antes. Se veía la mano en el micrófono de quien entrevistaba solamente. Con CQC eso cambió”.

¿Qué contacto mantienen con Pergolini? ¿Opinó sobre esta dupla de conducción? López: Estuve en contacto telefónico. Yo hago radio en Pinamar, él veranea en Cariló, y este año lo entrevisté. Yo estoy agradecido, él fue quien me dio trabajo después de haberlo encarado en la puerta de la radio. Pero ya no opina sobre CQC .

Di Natale : Tampoco habría motivo para que lo haga.

Grupo ahora reducido, el diplomático y el ácido funcionan no como opuestos, pero sí como complementarios.

El hombre de la cabeza rapada, ex alumno de Agustín Alezzo, conductor también de AQST , por América (ver nota al lado), no puede evitar nombrar a Ramos Mejía, barrio donde forjó esa personalidad de atorrante querible. Su historia esconde un bolo en La banda del Golden Rocket , un puesto de vendedor de golosinas y de clown en el Parque de la Costa. El hombre de la cabeza blanca, en cambio, se crió en en el capitalino barrio de Caballito, dio clases de semiología en la universidad y ostenta más de 20 años de radio. Ambos tienen sus programas propios en el dial (en La 100 y en la Rock & Pop respectivamente), pero esta noche volverán a la otra caja. “No está previsto que esto no funcione”, dicen. Y bajan de la “luna”. Sonrisa de Guasón.





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