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Diez años después, caen dos policías por un crimen.

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Sociedad.

Los acusan por el homicidio de una oficial. Valeria González apareció muerta en 2001 con un tiro en la cabeza y se inició una causa por suicidio. Ahora detuvieron a su novio y una amiga. Creen que la mataron y modificaron la escena del crimen.
“Jamás creímos que nuestra hija, llena de vida y de proyectos, pudiera suicidarse. Fue larga la lucha para demostrar que la mataron” . Los padres de Valeria Alejandra González (23), una mujer policía que hace casi diez años apareció muerta en una esquina de La Plata con un tiro en la cabeza, recién ahora comienzan a transitar el duelo, luego de que la Justicia detuvo a dos agentes de la Policía Bonaerense sospechados del asesinato.
En su casa del barrio “El Carmen”, en la localidad de Berisso, Orlando González (58), padre de la víctima, recordó cada detalle volcado a una causa que desde 2001 acumuló, 18 cuerpos y 13 anexos.
La investigación, que inicialmente fue por suicidio, tuvo hace una semana un giro inesperado: dos compañeros de la Policía bonaerense –el novio de la víctima y una amiga de la pareja– fueron detenidos y están acusados por el homicidio de la ex oficial ayudante Valeria González..
Para el fiscal del caso, Juan Cruz Condomi Alcorta, quedó descartado que el 25 de setiembre de 2001, Valeria, quien prestaba servicios en la comisaría 8° de La Plata, se hubiera pegado un balazo en la sien en una calle de la localidad de Tolosa.
Por eso, el juez de la causa, Guillermo Atencio, hizo lugar a las detenciones del oficial Juan Carlos Veck (33) –con quién Valeria González tenía una relación sentimental– y la sargento Débora Vizcarra (37).
Para la familia de Valeria, “nunca hubo dudas” de que su ex novio la mató y que hubo “complicidad policial para ‘disfrazar’ el crimen”. “Mi hija había vuelto a estudiar, estaba en tercer año de la carrera de Abogacía, y hacía tiempo que a Veck lo había echado por autoritario y violento” dijo Orlando González a Clarín .
La pareja se conoció cuando compartían tareas en la comisaría de El Carmen.
En 2000 se pusieron de novios, pero poco después comenzaron los problemas en la relación.
“Mi hija era simple, ingenua y demasiado buena. Ingresó a la Policía para tener un trabajo. Le gustaba estudiar y era muy familiera”, contó su mamá Norma.
El padre de la víctima recordó que un día antes de la muerte de Valeria, Veck fue hasta la puerta de su casa y realizó varios disparos para “obtener la atención de la chica”.
El hecho fue denunciado por el hombre en Asuntos Internos de la Policía, porque “tuvieron miedo de que pasara algo”.
A pocas semanas de la prescripción de la causa, con la intervención de otra fiscalía y un grupo de policías de Casos Especiales, la investigación se inclinó por un asesinato con un móvil pasional.
“Ahora podemos sentir un poco de paz y justicia por lo que pasó con Valeria”, aseguró Orlando González.
De acuerdo con las pruebas obtenidas, para la Justicia quedó acreditado que entre las 2 y las 5 del 25 de setiembre de 2001, un hombre –con la participación de una mujer– mató a González en el interior de un Chevrolet Corsa y después, con la colaboración de otros efectivos, modificaron la escena del crimen para simular un suicidio.
El cuerpo de la policía fue hallado en calle 1 entre 518 y 519 con una herida de bala en el cráneo y un arma entre sus piernas.
Diferentes pruebas realizadas por especialistas en balística determinaron que la mujer no pudo efectuar el disparo y además no fueron encontrados restos de pólvora en sus manos.
Horas después del asesinato, el Corsa utilizado en el hecho habría sido trasladado hasta una dependencia policial para lavarle manchas de sangre y reparar un vidrio roto.
De acuerdo con los testimonios, Veck y González habían tenido varias situaciones de violencia en la relación. Inclusive días antes del crimen, el hombre presentó una denuncia por un presunto intento de suicidio de la oficial, luego de una fuerte discusión en la que se produjeron disparos de un arma reglamentaria.
El cuerpo de González apareció vestido con una campera de Vizcarra, que en los bolsillo tenía documentación a nombre del marido de la mujer, también policía. Como coartada para alejarse del asesinato, Veck había presentado certificados de una carpeta médica por psiquiatría que luego resultaron falsos. Ahora los dos policías están acusados por homicidio agravado por el uso de armas.



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