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Catupecu Machu: "Nunca hicimos música por plata"

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Espectaculos.

Entrevista. Fernando Ruiz Díaz Con flamante baterista y disco nuevo, “El Mezcal y la Cobra”, el líder de la banda explica cómo se siguen reinventando y sobreviviendo más allá de las modas. Su opinión sobre el estado en que coinciden su hermano Gabriel y Cerati.
Como en esos culebrones mexicanos, la historia de Catupecu Machu chorrea pasión, tragedia, pérdida, dolor y aplausos. Cargando todos esos ingredientes, el grupo que aún es una patada en la cara para el rock argentino, supo acicalar su ruta con páginas musicales de alto vuelo. Siempre pretenciosos nunca fáciles, los de Villa Luro experimentaron desde el corazón mismo de la música popular. En tanto, el nuevo disco está listo para ganar la calle y, en la primera entrevista que ofrecen por dicho motivo, Fernando Ruiz Díaz no le escapa a ninguna cuestión. Mientras las partidas de su histórico manager y el baterista que los acompañó en la etapa más expansiva son todavía materia de polémicas, el cantante y guitarrista prefiere hacer borrón y cuenta nueva. Hoy forman la banda Fernando, Macabre (teclados), Sebastián Cáceres (bajo) y el benjamín, Agustín Rocino (batería). Tras el accidente automovilístico que en el 2006 dejó fuera de juego a su hermano, Gabriel Ruiz Díaz, Fernando opta por aferrarse enérgicamente a la vida, enmarcando ese vigor en El Mezcal y la Cobra , el flamante álbum.

¿Cuándo se dieron cuenta de que tenían que grabar un nuevo disco? Fernando : Más que teníamos que , queríamos grabarlo. En verdad, estaba programado hacerlo algún tiempo después al que lo empezamos. Se precipitó varios meses por las ganas que teníamos, ya que nos separamos de nuestro manager y a los tres días de (Javier) Herlein (baterista). Cuando ellos se fueron, nos dijimos “¡Ya está, tenemos que grabar el disco!”. Y nos metimos al estudio con toda la sensación de la renovación que habíamos tenido, la cual fue muy energizante, muy viva… Fue como cuando te bañás y salís limpio un sábado a la noche.

Macabre : Las idas del manager y del baterista trajeron una energía y un aire de felicidad tan grande que vino Fer y dijo “Vamos a bajar todo esto a un disco”.

Hubo muchas versiones en cuanto a la ida de ellos. ¿Cuál es la oficial? Fernando : Más allá de la versión oficial, para ponerte a hablar de estas cosas, tenés que hablar de años de historia. Como todas las separaciones, tiene versiones diferentes de ambos lados. Puede tener un final feliz visto de un lado, y un final triste, agarrado con dientes, visto del otro. Catupecu tiene vida propia más allá de Fernando Ruiz Díaz, o de Macabre o de quién sea. Fijate las mutaciones que ha tenido y sigue adelante, aunque hoy, en este disco, Gaby está más presente que nunca, si te hablo metafísicamente… La magia con ellos no pasaba más, y te diría que sucedía hacía bastante tiempo. Tenemos tal inercia como banda que, cuando una de las partes no funciona, sale despedida sola. El piloto automático no funciona en Catupecu y, obviamente, entre nosotros había muchas cosas que no funcionaban y eso no estaba bueno. Nosotros seguimos evolucionando.

Macabre : Imaginate que tenés una pareja de amigos que apreciás mucho y se separan, y vos te preguntás “¿Quién es malo? ¿Quién es bueno?”... No hay malos o buenos, pero en este núcleo había algo que no sucedía más, no había magia.

Y después de tantos cambios, ¿no tienen miedo de terminar siendo Fernando Ruiz Díaz/Catupecu Machu a la usanza de Miguel Mateos/Zas? Fernando : Te lo explico muy simple: en Catupecu, por más que no se vea, hay un grupo muy grande de amigos que trabajan haciendo luces o flyers desde el comienzo mismo y que son tan importantes como los músicos. De no ser así, habría sido solista. Sí, por mi impronta natural, soy el cantante porque yo nací cantor y tocando la guitarra… ¡A los ocho años agarré la viola y no paré más! Yo amo estar en grupos, amo a los amigos. Catupecu es eso: un grupo que trasciende a los que estamos tocando. ¡Es un colectivo! Yo tengo bien asumido el papel de líder de Catupecu, y la locura y adrenalina que significa estar en un grupo, pero los roles no son como los ven desde afuera. Catupecu es un concepto más que una banda.

Siempre se movieron entre la experimentación y la fuerza de lo popular. ¿Cómo logran ese equilibrio? Fernando : Nosotros nunca seguimos una tendencia ni una moda. Catupecu es la moda de Catupecu. Por algo, siempre somos un grupo nuevo. Entiendo que a la gente le puede gustar mucho que tenemos un show muy energético o canciones que son hits, pero yo no entiendo lo que le gusta de nosotros. Catupecu es una experiencia experimental todo el tiempo. Hoy pensaba en el auto: No sé si aprendí mucho hasta ahora, lo que sé es que viví mucho hasta ahora … Estoy agradecido de que seamos un grupo popular, porque con las deformidades que hemos hecho... (risas). Una cosa que me tiene podrido es prender la radio y escuchar cientos de millones de émulos berretas de Calamaro. Encima hacen la misma canción y Calamaro ya no hace más eso. Me hace acordar a algo que me dio mucha risa, cuando una vez le preguntaron a Borges: “¿Y usted por qué no escribe más cosas como éstas?” Entonces, él contesta: “No, no, no, ya hay gente que eso lo hace mejor que yo” (risas). Por ello, nosotros nunca encajamos en ningún lado, porque nunca seguimos ninguna moda. Nunca hicimos música para ganar plata, aunque la ganemos.

Sin embargo, ”El Mezcal y la Cobra” parece corporizar el material más directo que hayan hecho… Fernando: Sí, es un disco que se nota mucho más abierto y más “para afuera” que Simetría de Moebius … Dentro de esta obra, ¿hay alguna frase o estrofa que defina el presente de Catupecu? Fernando: Tendría que hacer una combinación de una estrofa de Mezcal con una parte de Klimt…….. Pintemos . Sin pensarlo mucho sería: “El reptil que cambia la piel otra vez, nuevamente / El frío ha hecho dormir lo inmediato, lo más urgente / Destapar el mezcal y bebernos de a tragos el mundo / La cobra en su danza ritual / Te pierdo te encuentro y te busco / Ante tanta hermosura sin fin / Al fin y al cabo, pintemos”… Esa es la síntesis del disco, para mí. Después de algo tan feo y atroz como lo que nos pasó con Gaby, decir en una letra: “Pinta lo que no ves / Todo esto es perfecto / vuelvo de un fin / Lloré / Todo esto es nuestro / Hoy es perfecto”, es algo maravilloso, porque hoy es esto. Y, para nosotros, este presente es perfecto.



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