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Virginia Innocenti: Fosse, Mina y Lispector.

Música

“All That Jazz’ me partió la cabeza”, dice la actriz. Y elogia a la cantante italiana y a la escritora brasileña.



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8/8/2011

La película: All That Jazz (1979), de Bob Fosse. “La vi en Venecia, a los 15, antes de que se estrenara acá, y me rompió la cabeza.

Para mí, fui parte de una especie de viaje iniciático, que tomó forma cuando mis padres me dieron a elegir, cuando estaba por cumplir los 15, entre una fiesta y un viaje. Elegí la segunda opción –era un absurdo gastar tanta plata en sandwichitos- y conocí Italia de la mano de mi mamá, que es hija de italianos, y de mi papá y mis abuelos, que volvieron allí por primera vez desde que habían emigrado, después de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando regresé a Buenos Aires, me fui a tomar clases de jazz a lo de Noemí Cohelo. Te hace dar cuenta de que la música puede estar al servicio de la narración de un relato de peso, y no sólo acompañar. Y hace poco me di cuenta de que Dijeron de mí tiene algo de la película, en el modo en que la construí, yendo y viniendo en el tiempo, con Tita, como el personaje de Roy Scheider, al pie de la muerte.

Después, hubo otras que me mataron, que fueron Las alas del deseo (Wim Wenders), y Underground (Emir Kusturica). Son películas que siento que fueron como hitos, para mí. Una más: El sacrificio (Andrei Tarkovsky). Lo primero que hice al salir del cine fue discutir con mi novio, y preguntarle qué me había llevado a ver. Más adelante, se ve que me movió algo, interiormente, porque las imágenes de la película me siguen volviendo a la cabeza hasta el día de hoy.”

El disco: Ridi Pagliaccio (1988), de Mina. “Es un doble que tenía en casete, pero que no puedo conseguir en CD. El gusto por Mina supongo que viene, ante todo, por mi sangre. Me encanta escucharla. Me divierte. Ella es muy teatral. Es una gran actriz, que te cuenta los cuentos cantando, en un estilo similar al de Tita. A mí me gusta que me cuenten, que el mensaje sea claro y directo. En ese sentido, Mina, que hace con la voz lo que quiere, crea personajes y los actúa. Cuando la escucho, veo las canciones como películas.

Otro favorito, también de ella, podría ser Mina N°0, que tiene la particularidad de que está presentado como si fuera un perfume. Eso tiene que ver con su costumbre de que el arte de tapa de sus discos también diga algo sobre su contenido. En ese caso, el diseño responde a que los temas son de un cantautor, que me encanta, que se llama Renato Zero, que en algún momento era como una especie de Charly García italiano. Autor de canciones de mucha crítica social, mucho humor, ironía. De gran agudeza.

Mina tiene esa capacidad, de cantar Ridi Pagliaccio o canciones más livianas. Te canta lo que quieras. Y todo eso tiene que ver con mi crianza, que la pasé yendo a fiestas en el Club Italiano. Por eso, adoro bailar. Me gustan los lugares con luz, jugar con el otro. Para mí, bailar es jugar. Bailar en familia, con mis abuelos, en los carnavales, con esas arañas de caireles, los pisos de madera. Para mí, bailar es divertirse. No histeriquear, sino bailar con los otros, compartir la alegría del sonido, del movimiento. La música es grandiosa.”

La obra de teatro: Cómo estar juntos (2010), de Diego Manso. “Es la primera que se me viene a la mente, y aún está en cartel. Es muy fuerte lo que cuenta. Te podés quedar con el cuentito de la situación entre dos vecinos, o podés leer una metáfora de lo que es nuestra apaleada y dañada sociedad argentina. Además, la dirige Luciano Suardi, a quien adoro.

Luego, como un hito, recuerdo a Elena Tasisto en Las Troyanas , con puesta de Rubén Szuchmacher. No sé si la obra entera, pero su monólogo fue, para mí, una de las cosas que más me impactaron en teatro. Fue la primera vez que, después de la función, fui al camarín de una artista, y me arrodillé para hacerle reverencias. Y ella me pegaba en la cabeza, mientras me gritaba ‘estúpida, levantate, no me hagás eso’. Pero, de verdad, era lo menos que podía hacer. Su monólogo, que hacía ahí, tirada en el piso, era increíble. Te tensaba la espalda. Había mucho amor ahí.

Me gusta disfrutar del teatro de esa manera. Por suerte, en muchos aspectos de mi vida, soy una niña, con mucha ingenuidad. Cuando empiezo a ver los hilos de una obra, es porque no me gusta. De lo contrario, compro. Pero si me empiezo a fijar en las cosas que se mueven por detrás de la obra, es porque ya me estoy preguntando por qué no te creo nada, adónde vamos a ir a comer después y cuánto falta para que termine.”

El libro: Un soplo de vida (1978), de Clarice Lispector. “Podría elegir Fragmentos de un discurso amoroso, de Roland Barthes, pero me quedo con el de Lispector, porque leerlo me provocó una especie de revolución. De hecho, el título de mi primer disco, Habrá (2002), surgió de una frase que antecede el texto. A veces, tenía que parar, porque me venían ataques de llanto. Si bien es una ficción, también es como un tratado filosófico, sobre lo que es escribir, la vida, el rol del escritor. Además, es genial porque narra en primera persona a un escritor, desde el que hace toda una mirada sobre la mujer que protagoniza su historia. Es inmenso. Y te pone ahí, en la cornisa de lo esencial, de lo vital.

Lamentablemente, no leo mucho. De todos modos, podría también mencionar el último que me rompió el corazón, que se llama La soledad de los números primos (Paolo Giordano), de un autor italiano muy joven. Relata la vida de unos hermanos, con una preciosa profundidad.”

El programa de televisión: Aerosol (1985), ATC. Virginia Innocenti amaga tirar un título que comienza con “s”, y larga una carcajada. El redactor adivina, y advierte: “Podés elegir lo que quieras.” “Ya sé”, responde la actriz. “Podríamos hablar de 6,7,8, porque abrió un espacio que antes no existía, pero no es mi favorito”, señala. Y retoma: “Yo empecé mi carrera profesional, en televisión, después de haber animado fiestas infantiles. Usaba una peluca verde, que quedó así a partir de un experimento que quiso hacer mi mamá. Mi primer trabajo fue un protagónico, en un programa que se llamaba Colorín Colorado.

Pero mi programa favorito es el que vino después: Aerosol. Fue un periodístico musical muy piola, que adoré hacer. Éramos un grupo de jóvenes de los cuales algunos, ahora son doctores en Ciencias de la Educación. También estaban Javier Rudel, que hoy es uno de los directores de la escuela de comunicación Eter, Ivana Costa, que fue editora de la revista Ñ.

El programa lo armábamos entre nosotros, y duró hasta que nos rajaron. Nos censuraron. Hacíamos crítica de las noticias, video clips temáticos, críticos. Pero no nos dejaron hablar del servicio militar ni del aborto, entre otros temas. Al final, ya nos criticaban hasta la ropa, porque no era de canje. Fue una experiencia hermosa. Y si no, elijo Viendo a Biondi”

Viginia Innocenti vuelve a ser Tita Merello, en el Maipo - La actriz regresa a la sala de Esmeralda 443, mañana, el 23 de este mes, y los martes 6 y 13 de septiembre, siempre a las 20.30 horas, con su espectáculo Se dice de mi, su homenaje a Tita Merello, estrenado hace un año, que tiene como hilo conductor a 16 de sus tangos más famosos, entre los que se encuentran Se dice de mi, Llamarada, Niebla del Riachuelo, Arrabalera, Cambalache, Pipistrela y Dónde hay un mango?
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