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Sebastián y Eugenio Weinbaum.

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Entrevista. Sebastián y Eugenio Weinbaum Desde el domingo 21 volverán a conducir “Hombre al agua”, por El Trece. Cuentan que cambiaron mucho del programa para hacerlo a su medida. La de dos tipos audaces, divertidos y muy televisivos.



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11/8/2011

A los hermanos Eugenio y Sebastián “Culini” Weinbaum cuesta imaginarlos serios. Pero cuesta aún más imaginarlos en un contexto en el que no estén poniendo en riesgo sus vidas, o al menos la integridad de sus huesos. A eso acostumbraron a sus seguidores durante más de 20 años al frente de MDQ . Pero de vez en cuando se toman un descanso, y si bien no se alejan demasiado de la acción, al menos no son ellos quienes ponen el cuerpo.

Desde el domingo 21, a las 21, vuelven a la pantalla de El Trece a cargo de la conducción de la tercera temporada de Hombre al agua , en este caso, ‘Bajo cero’ , la versión invernal del ciclo producido por Endemol, en el que un grupo de participantes se pone a prueba en un parque acuático lleno de desafíos extremos.

Costó convencerlos a estos marplatenses, allá por el verano de 2009, de que condujeran la primera temporada de Hombre al agua (la versión argentina del ciclo estadounidense Wipeout ). Les habían mostrado unos videos con los que no quedaron muy conformes. “En el formato original había dos conductores parados delante de una pantalla que se burlaban constantemente de los participantes –recuerda Eugenio-, y nos pareció que burlarnos de alguien que está haciendo un esfuerzo no era justo, así que dijimos que no nos gustaba”.

¿Qué los hizo cambiar de opinión?

Eugenio : En una de las últimas reuniones que tuvimos con (los directivos de El Trece) Adrián Suar y Pablo Codevilla, allá en Mar del Plata, nos dijeron: “Muchachos, agarren el programa original y hagan un MDQ con juegos”. Entonces lo agarramos y lo dimos vuelta. La versión que se hace acá de Hombre al agua es un formato extranjero emedecuizado . Nosotros hinchamos por los participantes. A la final vienen las familias, una barra que grita y alienta desde una tribuna, eso es muy latino. En el original no existe.

Sebastián : Le pusimos un poco de empatía. Porque para participar se anotan atletas y profesores de gimnasia, obviamente, pero también lo hace gente más grande que viene a probarse a sí misma, a ver cuáles son sus límites.

Eugenio : Para colmo, esta tercera temporada tiene un condimento extra que es el frío, y es un clasificador más.

Sebastián : Los flacos vuelan, los tiran por todos lados, se comen piñas, patadas, y cuando salen les preguntás qué fue lo peor: “El frío” , te contestan.

¿Por qué volvieron a aceptar la conducción luego de haberse negado el año pasado?

Eugenio : No quisimos conducir la segunda temporada (en la que fueron reemplazados por Iván de Pineda y Luli Fernández) porque era todo igual a la primera. Este año, nos dieron la libertad de modificar y agregar los juegos que quisiéramos. Cuando venga la gente del formato original nos va a decir “¡¿pero qué hicieron?!” .

Sebastián : Nos dieron un juguete gigante, un súper juguete, que es este parque, y nos pidieron que jugáramos.

¿Cómo es adaptarse a un formato, para ustedes que están acostumbrados a la libertad de “MDQ”?

Eugenio : Hombre al agua es un trabajo alucinante, porque lo elegimos. Nos han ofrecido otros trabajos, y nada que nos divierta como éste. Es realmente placentero. En cambio, MDQ es lo que somos, es nuestra espina dorsal.

Sebastián : Acá nos sentimos como dos nenes en un parque de diversiones. Pero nosotros somos MDQ , está en nuestro ADN. Hacerlo no nos genera ninguna presión, nos sale de una manera muy natural. Ir a grabar es como sentarnos a almorzar en familia.

Tercero de siete hermanos, Eugenio nunca imaginó que ese programa que estrenaba allá en 1989 bajo el nombre de MDQ Surf en un canal de cable marplatense iría mutando con el tiempo hasta convertirse en una especie de faro para toda su familia. El primero en sumarse a la idea, dos años después, fue el menor de los Weinbaum, ‘Culini’ (apodo que arrastra desde su infancia, cuando “era un nene gordito y culón”), y desde entonces no pararon de viajar por el mundo, siempre solos y cargados con el equipaje indispensable: unas camaritas de mano y toda la curiosidad que puedan.

¿Se sienten afortunados de haber podido mantener este estilo de vida con los años?

Sebastián : Somos conscientes de la suerte que tenemos de poder agarrar un mapa, marcar un punto y decir “vamos acá”. Somos nuestros propios productores, nuestros propios camarógrafos.

Eugenio : Yo estoy convencido de que si uno hace lo que le gusta, tiene su vejez asegurada. No porque vas a tener plata, sino porque la mayor riqueza es ocupar tu vida, ese espacio que para muchos es tan largo y tan tedioso, en algo que realmente es placentero.

Ambos tienen pareja, hijos chicos, ¿cómo se combinan los viajes con la familia?

Eugenio : Obviamente que cuando viajamos, extrañamos. Y cuando tus hijos (Eugenio es padre de tres varones: Simón, Tomás y Milo) empiezan a tener más diálogo, eso hace que los extrañes mucho más. Sobre todo cuando hacemos viajes largos de uno o dos meses. Pero cuando nos vamos, sacamos el chip de la familia. No dejamos de pensar en ellos, pero nos abocamos a disfrutar de otras experiencias. Por suerte mi esposa, Andrea, me apoya.

Sebastián : Mi novia, mi compa, Georgina, con quien convivimos y tenemos un hijo, Ulises, obviamente sufre. Pero ella confía en mí, sabe que no somos inconscientes.

Sin embargo se los vio hacer cosas realmente arriesgadas.

Eugenio: Sí, yo creo que a veces nos extralimitamos un poco con el riesgo. Nos damos cuenta recién cuando lo vemos grabado. Porque en el momento, la adrenalina que uno tiene es como una droga peligrosa.

Sebastián : Nos manejamos mucho con la intuición. Hay muchas cosas que si las analizamos, no las hacemos. Igual, formamos un buen equipo. A mí me gusta la altura y les tengo mucho miedo a los tiburones, a los cocodrilos. Y Eugenio al revés. Entonces yo veo un cocodrilo y lo mando a él, que como tiene uno en el bolsillo está más familiarizado.

¿Y su madre, Herminia (verdadero personaje televisivo), qué les dice cuando se van de viaje?

Sebastián : A mamá no le contamos adónde vamos. Nunca. A la vuelta se lo decimos muy suavecito y cuando lo ve al aire nos dice: “¡¿Ustedes son tontos?!”.

Eugenio : Mamá es muy sabia. Ella siempre dice que si te tiene que pasar algo, te va a pasar, no importa dónde estés. Y además nosotros somos conscientes cuando puede haber peligro y tratamos de tomar siempre los recaudos necesarios.

Sebastián : Si Dios quiere, y llegamos a los 100 años con bastón, y todavía podemos hacer MDQ , lo vamos a hacer. Es algo que nos encanta, no me imagino haciendo otra cosa.

Eugenio : Porque no sabés hacer otra cosa.

Sebastián : No, es verdad, no sé hacer nada, me quedaría sin laburo. Igual, convengamos que si no fuera por mamá, estaríamos regalados pidiendo unos mangos en las puertas de los boliches.
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