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Villa-Devoto

Racing sueña con los goles del colombiano Gutiérrez.

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Deportes.

Teófilo hizo dos y el equipo de Simeone venció 3-0 a Godoy Cruz en Avellaneda. Además, estrelló un penal en el travesaño. Castro hizo el otro de La Academia. El Tomba jugó 70 minutos con diez por la roja a Sigali.
La gran producción ofensiva de Racing robusteció el romance y la ilusión de los 32.000 hinchas que disfrutaron a pleno de la noche de gala del equipo de Simeone. Hubo un alto rendimiento colectivo que desembocó en una lógica goleada y que justificó la ovación del final.

El buen andar y la vocación ofensiva de Racing quedó en evidencia ya en un primer tiempo sumamente favorable. Quedó registrado en el resultado a los 11 minutos, con una jugada que empezó a construir Toranzo y que Hauche prolongó con un pelotazo cruzado que Teo Gutiérrez recibió a espaldas de Lucas Ceballos para bajar con su pie izquierdo, girar y dejar desairado al defensor y meter el derechazo para fusilar a Torrico. Antes y después Racing exhibió su frescura y su interés por llegar con frecuencia al arco rival. Si en la fecha pasada se lo criticó a Simeone tildándolo de defensivo, esta vez merece subrayarse la decisión para seguir atacando después de la madrugadora ventaja.

Pero además de esa definición de Gutiérrez, Racing dispuso de dos situaciones muy claras en la etapa inicial. Un penal, originado por una infracción de Sigali a Lucas Castro, que el colombiano estrelló en el travesaño. Y después hubo una excelsa asistencia de Toranzo a Gutiérrez, pero Teo se demoró en la resolución y así Aguilera terminó despejando.

Valió la propuesta de Godoy Cruz. Siempre dispuesto a intentar jugar buen fútbol. Con once y también con diez, después de la expulsión de Sigali. Hasta elaboró el equipo mendocino la situación de riesgo inaugural del partido: a los 3 minutos con un centro de Ariel Rojas y un frentazo de Tito Ramírez bien bloqueado por Saja. Y más alla que acabó, a los 30 minutos, por sacrificar un delantero (Miranda) para que Curbelo reforzase la incompleta defensa, Ramírez no quedó huérfano de compañía arriba: muchas veces tuvo cerca a Rojas y con menor frecuencia a Villar. Sin embargo en el segundo tiempo fue tan abrumadora la superioridad de Racing que Godoy Cruz quedó limitado a correr con dignidad pero sin chance de conseguir la pelota.

Una de las claves tácticas de Racing fue el doble cuadrado de media cancha hacia adelante. Pelletieri y Yacob eran los vértices defensivos y más arriba se ubicaban Toranzo y Castro, intercambiando posiciones por derecha e izquierda. Y el segundo cuadrado arrancaba con los mencionados Toranzo y Castro y se cerraba en la parte más ofensiva con Hauche y Teófilo Gutiérrez. De esa manera no eran necesarios volantes externos, función que cumplían, a veces bien y a veces no tanto, Pillud y Licht por los carriles.

Un remate de Teo, habilitado por Hauche y otro de Castro -recibió de Licht-, terminaron en el travesaño y en el poste respectivamente. Pero llegó el festejo del ex-Gimnasia en el monólogo de Racing: Gutiérrez-Lugüercio-Hauche y centro para el golazo de Castro picando la pelota. Hubo otro grito más en ese tiempo donde el equipo local hegemonizaba todo. Y fue otra muestra del fútbol lujoso que estaba ofreciendo. Arrancó con un caño de Castro, siguió con un pase largo de Lugüercio que Teo Gutiérrez inteligentemente dejó pasar para que lo tome Hauche. Y el colombiano fue a buscarlo para empujar la pelota al gol entrando por el segundo palo.

Consumada la goleada Racing terminó jugando con Godoy Cruz un loco en cancha grande. Y sus hinchas extendían la fiesta y encendían otra enorme ilusión.

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