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Conocé a Jorge Sampaoli, el argentino que eliminó al campeón del mundo.

Su Chile pisó fuerte y derrotó 2-0 a España en el Maracaná; perfil de un hombre obsesivo y que cierra las puertas de su selección. Jorge Sampaoli grita desaforado. Está en el Maracaná, se abraza con sus colaboradores. Acaba de lograr el mejor triunfo desde que es entrenador. Su Chile se clasificó a los octavos de final de Brasil 2014 y eliminó nada menos que a España, el último campeón del mundo, tras un 2-0 encantador. Este hombre casi desconocido en la Argentina, nacido hace 54 años en Casilda, Santa Fe, logró lo que pocos esperaban, que su selección pasara uno de los grupos de los muerte y encima con una fecha de anticipación.
  


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Soldado de Bielsa e hincha de River.   
19/6/14

Este Sampaoli que festeja es el mismo que hace 25 años, cuando ya había dejado de jugar al fútbol por una lesión y que era un DT en formación, salía a correr con el walkman y, en vez de música, escuchaba conferencias de Marcelo Bielsa, por entonces un joven técnico que sorprendía en el fútbol argentino al formar un Newell´s súper ganador. Es el mismo que de chico seguía a River a todos lados y hasta a su perro le puso Luque por Leopoldo Jacinto. Es el mismo que al que la prensa chilena define como más obsesivo que el propio Bielsa, quien llevó a los trasandinos a los octavos de final en Sudáfrica 2010. Un personaje que vale la pena conocer.

Sampaoli llegó a jugar en las divisiones inferiores de Newell´s. Sin embargo, nunca pudo debutar, ya que una fractura expuesta de tibia y peroné le cortó la carrera a los 17 años. Siguió practicando fútbol de forma amateur en la liga de su ciudad, a la par que era empleado del Banco Provincia y en un Registro Civil. En el club Alumni de Casilda, el último en el que jugó y donde fue campeón, empezó a dirigir, a los 31 años, y logró destacarse.

En una final de la liga casildense, la cual perdió como DT de Alumni, el árbitro lo expulsó y él se fue a arriba de un árbol. Esa fotografía salió publicada en el diario La Capital, de Rosario, y, así, Sampaoli llamó la atención de los dirigentes de Newell´s. Trabajó en las inferiores leprosas y dio el salto a Primera en Argentino de Rosario, que estaba en la B Metropolitana, donde debutó como técnico el 13 de mayo de 1996 con una goleada por 3-0 ante Laferrere. Desde entonces, no paró: fue al fútbol peruano, ecuatoriano y en diciembre de 2010 arribó a Universidad de Chile, donde con títulos convenció a todos y, en diciembre de 2012, dio el salto a la Roja.

Pasión por Bielsa

"Estaba todo el día pendiente del fútbol. Es literal lo que digo. Y llegué a un punto en que era bielsadependiente. Salía a correr y escuchaba cintas de Bielsa. Lo seguía y lo grababa cada vez que daba charlas. Era un obsesivo de su Newell's, sabía lo que él hacía desde que estaba en las Inferiores", le contaba hace más de dos años Sampaoli a la Revista El Gráfico. Lo admira y mucho y considera un honor estar en él mismo lugar que su ídolo ocupó hace cuatro años.

Su fanatismo llegaba a tal punto que, cuando Bielsa dirigía a la selección argentina, Sampaoli se iba en su auto de Casilda a Ezeiza y desde el alambrado del predio de la AFA miraba con largavistas los movimientos tácticos que ordenaba el hombre que tanto lo deslumbraba. Con el Loco no tenía relación, pero sí con sus ayudantes. Incluso, Claudio Vivas le presentó a Sebastián Beccacece, quien lo acompaña desde entonces y a quien abrazó con fuerza luego del éxito ante España.

Loco por River

"Fui muy fanático de River. Cuando era chico, tomaba un micro para ir a Buenos Aires, hacía más de 400 kilómetros, que en ese tiempo podía demorar 12 horas. Otras veces agarrábamos el tren sin pagar, porque no teníamos plata y nos bajaban en la mitad. O seguíamos a dedo", le contaba Sampaoli al diario El Mercurio

El amor de Sampaoli por los millonarios nació de bien chico cuando Rodalgo, su padre fallecido hace más de 20 años y de quien lleva una fotografía en su billetera a modo de cábala en cada partido, los hizo a él y a su hermano Marcelo hinchas de la Banda. Jorge emulaba ser el Beto Alonso, su ídolo, y hasta el perro de la casa llevaba nombre riverplatense. Se llamaba Leopoldo por Luque. "Jorge se sigue ocupando de River, pero ya no influye tanto en su vida", le decía hace un tiempo su hermano Marcelo a canchallena.com .

"Entre finales de los '70 y principios de los '80, se la pasaba toda la semana juntando plata para viajar a Buenos Aires el fin de semana para ver a River. Pedía prestado, hacía lo que podía", recuerda Daniel De Pauli, uno de sus amigos conocido como Pichi. "Iba casi siempre a la cancha. Incluso, cuando estaba en Renato Cesarini, se ha perdido partidos por ir a verlo. Viajaba a Buenos Aires y nunca faltaba cuando jugaba en Santa Fe o Rosario", rememora Sergio Abdala, otro de sus íntimos. "Cuando River perdía el domingo, Jorge era capaz de faltar a la escuela al día siguiente", dice su hermano. También sus más cercanos reconocen que, previo a desarrollarse como DT y cuando aún trabajaba en el Banco Provincia de Casilda, vivía discutiendo por River, como también lo hacía en el Bar Sarmiento de la ciudad, un lugar obligatorio para la charla futbolera.

Hace mucho que Jorge no va a ver a River a la cancha. Según su hermano, la última vez fue ante Boca en un superclásico, en el Monumental, que terminó 0 a 0 por el Apertura 1998, en el que Oscar Córdoba le atajó un penal a Marcelo Gallardo. Por entonces, Sampaoli siempre se hacía un lugar para seguir al equipo de Ramón Díaz y de Francescoli, otro de sus ídolos junto al ya mencionado Beto Alonso, Funes y Salas, a quien pudo conocer en Chile desde que dirige a la U.

El obsesivo de Chile

Cuentan los periodistas que cubren a Chile que Sampaoli es más obsesivo que Bielsa y también muy hermético. Sin embargo, es más abierto a la prensa que el Loco. Su llegada a la selección se produjo en diciembre de 2012 en reemplazo del Bichi Borghi. Los trasandinos consideran que el Sampa, como le dicen, devolvió el orden a la Roja y, así, la llevó al Mundial. Dirigió siete partidos de las eliminatorias, con cinco victorias, un empate y una derrota. Es decir 16 puntos sobre 21 para asegurar el pasaje a Brasil.

Sampaoli es muy celoso de la privacidad de su plantel. "Ese hermetismo nos sirve, nos permite pensar sólo en fútbol", dice el arquero Bravo. Durante la concentración previa a viajar al Mundial en Santiago, el DT argentino ordenó poner unas altas mallas en el centro Juan Pinto Durán para que nadie pudiera observar su trabajo. Los vecinos de la zona le elevaron una queja porque esas mallas les tapaban el sol. Tenían frío, no podían secar la ropa que lavaban. El año pasado, en Barranquilla, previo al 3 a 3 ante Colombia en eliminatorias, un avión sobrevoló la práctica de Chile. Sampaoli frenó todo, pensó que lo estaban espiando y elevó una queja.

Chile se concentra en Belo Horizonte como la Argentina. Lo hace en Toca do Raposa, la casa de Cruzeiro aquí. Allí, las reglas son muy estrictas. Según un informe del diario La Tercera, Sampaoli, les prohibió a sus jugadores las relaciones sexuales durante la competencia, por eso las mujeres y novias no pueden entrar a las habitaciones de la concentración y sólo se aceptan visitas en los salones abiertos. Además, está prohibido el consumo de gaseosas y de alcohol. Sólo agua y jugos naturales.

Así es Sampaoli, el argentino que llevó a Chile a octavos de final, eliminó al campeón del mundo y ahora quiere ganar el Grupo B cuando el lunes los trasandinos se enfrenten a Holanda, en San Pablo..

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