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El jueves se reestrena la película, en una versión 3D. Dicen que es porque el público no la olvidó y que, ahora, muchos padres podrán llevar al cine a sus hijos. Y filmarán una nueva.
5/1/14
Hace rato que el rock demostró que la nostalgia puede ser una mina de oro; el cine también quiere explotar esa veta. Si hace dos años, el reestreno de Esperando la carroza convocó a más de cien mil espectadores, este jueves habrá un nuevo experimento: 27 años después de su estreno, vuelve a las salas Los bañeros más locos del mundo, en 3D. A las dos preguntas más urgentes sobre este acontecimiento (¿por qué? ¿era necesario?), Sergio Rentero, el ideólogo de la movida, responde con argumentos que incluyen estudios de mercado y las palabras “fanáticos” y “de culto”.
“Arrancamos con la idea de reestrenar títulos que habían hecho mucho público o que habían tenido mucha repercusión en su momento. Además, teníamos que conseguir los derechos y que existieran los negativos originales. Cuando empezamos a hacer análisis de márketing, con focus groups y sobre todo a través de las redes sociales, vimos que Los bañeros eran un hito para la gente, es una comedia que vive en el público argentino. Hay mucha gente que se sabe diálogos de memoria”, explica Rentero, socio fundador de Cinema Gotika, empresa líder en remasterizaciones de películas que entre sus clientes tiene a Incaa TV. En este caso, el trabajo fue hacer una restauración en alta definición (HD), con sonido envolvente, y agregarle los efectos 3D.
Rentero dice que el reestreno, en los últimos años, de clásicos de Hollywood como El Padrino, Volver al futuro, Casablanca, Top Gun o Scarface no tuvieron nada que ver con la decisión de revivir a Los bañeros: “Es una necesidad personal de armar puentes entre el cine nacional de antes y las nuevas generaciones”.
Por eso, a la película de Carlos Galettini le seguirán La Mary y Camila, y Rentero ambiciona ampliar la lista con otros títulos emblemáticos, como La patagonia rebelde, La tregua, La parte del león o La trampa, de Carlos Hugo Christensen. El proyecto Bañeros va más allá de del mero reestreno: con una inversión superior al millón de dólares, la idea es relanzar la “marca Bañeros”. En marzo empezará a filmarse Bañeros 4: Los rompeolas y también está en carpeta realizar una película animada.
Uno que está chocho con este relanzamiento es Emilio Disi, uno de los protagonistas de la película, junto a Gino Renni, Alberto Fernández de Rosa y Berugo Carámbula. “Va a ser un golazo, un éxito fenomenal, la van a volver a ver los que ya la vieron y se las van a hacer ver a sus hijos. Es una muestra del humor de esa época: blanco, inocente, sin malas palabras, ingenuo, pero potente. Lo máximo era mostrar un culo a la distancia. Lo que ha cambiado el humor, ¿no? Ahora en su mayoría es chabacano, grosero”. A Disi lo sorprende la persistencia de Los Bañeros en la memoria colectiva: “Me sigue asombrado que haya gente que tantos años después tenga en el celular el ringtone de la música de la película, o esa frase que digo yo: ‘¡Lechonas, salgan del agua!’ La gente la adoptó, la hizo suya, la hicieron una película de culto. A veces, voy a los restoranes y los mozos me dicen frases de la película que ni yo me acuerdo”.
Bueno, no es raro que no las recuerde: Disi jura que no vuelve a ver “ni loco” sus películas después del estreno, por temor a su feroz autocrítica. ¿Se enorgullece de alguna? “Empiezo al revés: hice las dos peores películas del cine nacional: Humo de marihuan a y Somos los mejores, del ’68. Son las peores que he visto en mi vida. Pero en todo lo que hago pongo los huevos y la garra como si fuera lo más importante del mundo”. De Los Bañeros recuerda, sobre todo, las bajas temperaturas: “La filmación fue en octubre en Mar del Plata y en la playa nos cagábamos de frío. Andábamos con camperas y frazadas, pero para las tomas teníamos que sacarnos todo y hacer como que había un sol que calentaba. En una escena me tenía que meter al mar y que Gino me rescatara. Todos decían que el agua estaba helada, pero nunca falta un boludo que dice ‘metete rápido que se te pasa’. Me tiré y me agarró un espasmo de verdad. Por suerte, Gino me sacó”.
