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Superar el cáncer de mama en equipo.

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Una organización brinda apoyo a mujeres que padecieron la enfermedad a través del remo. La primera tripulación se formó en Vancouver, Canadá, en 1996 y se extendió a varios países del mundo. Una remera argentina que vive en dicha ciudad quiere impulsar la iniciativa en Argentina.
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5/6/13

El cáncer de mama es uno de los más frecuentes en las mujeres: se estima que una de cada ocho mujeres tendrá la enfermedad en algún momento de su vida. Una organización con sedes en varias partes del mundo se propone alimentar la esperanza a través de la actividad física, específicamente, a través del remo.

Abreast in a Boat (AIAB) se inició en Vancouver, Canadá, en 1996, a raíz de un trabajo de investigación del doctor Donald C. McKenzie (en la Universidad de British Columbia), quien demostró la importancia del ejercicio del torso y los brazos en la recuperación después del tratamiento de este tipo de cáncer. Para esto, creó un grupo de remo de 24 mujeres que padecieron esta enfermedad.

Ellas entrenaron y remaron durante una temporada (de marzo a junio) en un tipo de barco llamado “Dragon Boat” (como los de las fotos). “Se eligió este tipo de embarcación porque implica un tipo de ejercicio repetitivo y muy exigente y se realiza en forma simultánea. Remar en Dragon Boats es un deporte grupal, ya que estar a bordo de la misma embarcación desarrolla espíritu de equipo, armonía y acompañamiento”, detalla Adriana Bartoli, una argentina que en marzo de este año se sumó a uno de los siete equipos que hoy existen en Vancouver.

Al final de esa primera temporada, la tripulación compitió en el Festival Internacional de Dragon Boats de la ciudad y, luego, amplió su mensaje positivo alrededor del mundo: Australia, Estados Unidos, Irlanda, Italia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Reino Unido, Singapur y Turquía -el más reciente, formado en marzo de este año- ya tienen tripulaciones nucleadas en la Comisión Internacional de Remo con Cáncer de Mama (IBCPC). Para identificarse, todas usan remeras o salvavidas rosas.

El entrenamiento

La actividad física ayuda a reencontrarse con el propio cuerpo, ganar confianza en él y sentir que se puede vivir una vida plena. Esta actividad contempla ejercicios individuales y, durante la temporada de remo, cada grupo entrena dos veces por semana “en el agua”. “En ese período, algunos equipos reman para disfrutar del ejercicio físico y la camaradería, mientras que otros se entrenan para participar de regatas: compiten con embarcaciones de mujeres que no tuvieron cáncer de mama (y muchas veces les ganan)”, cuenta Adriana a Entremujeres.

Cada tripulación cuenta con un entrenador (que se encarga de enseñar la técnica de remo, de modo de hacerlo en forma segura para evitar lesiones, como en cualquier disciplina deportiva) y una manager que se encarga de la parte operativa. Si bien no hay un médico al lado del barco, tienen un contacto de referencia por una eventual lesión muscular. Todos ellos pueden ser hombres o mujeres que no necesariamente tuvieron historia relacionada con el cáncer.

En cuanto a las remeras, pueden participar todas aquellas que hayan padecido la enfermedad, sin importar la edad, la habilidad atlética, o si tienen o no experiencia en remo. Tampoco importa el tiempo transcurrido desde que tuvieron el cáncer de mama. Sí es condición tener el alta médico para realizar actividad física, particularmente, aquellas mujeres que aun se encuentran en tratamiento o lo terminaron recientemente.

Remar en Argentina

Adriana Bartoli es ingeniera y vive en Vancouver desde 2004 con su esposo y sus dos hijas. “Si bien no tenía factores de riesgo para tener cáncer de mama, me tocó: el diagnóstico fue el año pasado gracias a una mamografía. Pasé la cirugía, quimio y rayos preventivos y todavía estoy con anticuerpos”, cuenta. “Apenas me enteré de esta organización, sentí la necesidad de contactarla. Creo que fue una de las mejores cosas que hice en mi vida. Todo es positivo, se vive con optimismo, siempre con sonrisas y buenos mensajes”, narra.

Aun no existe ninguna tripulación relacionada con esta iniciativa en Latinoamérica y ella quiere que su entusiasmo llegue hasta su tierra natal. “Quiero ver los salvavidas rosas enviando mensajes de esperanza en Argentina”, dice por mail. Para lograrlo, convoca a mujeres que hayan padecido esta enfermedad, médicos, kinesiólogos, clubes de remo y cualquier persona que quiera sumarse a colaborar con el proyecto a contactarla por mail a remosenrosa@gmail.com.

“Al hacer esto, sentís que volvés nuevamente a la normalidad, quizás a una realidad un poco distinta de la que tenías antes del diagnóstico, pero sentís que hay vida plena después del cáncer de mama. Ya no se trata del cáncer de mama, es sobre disfrutar la vida plenamente”.



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