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Roberto Pettinato: “CQC es el programa que siempre hice... sin plata”

ESPECTACULOS.
Noticias.
Mañana (a las 23.45 por El Trece) se calzará el traje para conducir un clásico de la TV que parecía estar esperándolo. Dice que ya los políticos no le interesan al ciclo, pero que se cuiden. Cuenta que harán humor y también tendrán propuestas. Y habla de Pergolini, Lanata, Tinelli y el espíritu de Sumo.
Petti.

12/5/13

“No se preocupen los políticos por este programa, porque ustedes ya no nos interesan, ahora vamos a por sus hijos”. Con esa advertencia, Roberto Pettinato planea sacudir desde mañana la modorra de unos cuantos. Suena duro, indomable, y el que lo conoce poco puede creer que se siente más allá del bien y del mal. Sin embargo, es sensible y apasionado como todo artista. Atraparlo en un par de adjetivos es imposible: los excede. Malabarista de las palabras y capocannoniere de la ironía, Pettinato fue el pionero de la estética de la incorrección política en los medios masivos. El hombre que contagió a todos con su estilo en los últimos 20 años, ahora va a calzarse la ropa que mejor le queda. Después de toda una historia de coqueteos furtivos, la TV ha logrado que dos potencias se saluden y dieran el sí: desde mañana Pettinato y CQC van a frotar todas las noches (a las 23.45, por El Trece) la lámpara mágica del humor y la irreverencia.

Siempre me dio la impresión de que “CQC” era para vos.

A mí también (risas).

Pero lo pensé desde el inicio del programa, no recién después de la salida de Mario Pergolini.

Es que somos muy parecidos. Si bien yo soy músico y rockero, que Mario no, hay como un estilo en común. A mí me sale sólo. Cuando fui por primera vez a Nueva York y vi televisión sentí: “Estos tipos soy yo”. Sobre todo cuando vi a Conen O’Brian, aunque todo el mundo siga diciendo que me parezco a David Letterman. Hay una secuencia, hay mil sintonías artísticas que me hacen decir que más vale mil Pergolinis en mano que 300 papelitos de colores con bols con locas adentro.

Ahora, ¿cómo se siente esa coherencia desde adentro de “CQC”?

Es lo mismo que yo hacía, pero con una producción descomunal.

CQC es el programa que hice toda la vida... sin plata.

Que parezca un accidente (iba por TN) es la misma intención conceptual, pero hecho con cuatro amigos y dos camaritas que me compré yo.

Tinelli y vos son los mejores conductores de la TV argentina, pero con una gran diferencia. Marcelo encontró muy rápido su formato perfecto, y vos nunca. ¿Será este?

Esa frase me la dijo siempre Adrián Suar (lo imita): “Vos estás bárbaro, Petti, el tema es encontrarte el traje”. Es verdad. Y yo me busqué un traje que no funciona en la Argentina. Cuando quería mi late night show lo hacía a propósito, de condenado que soy. Muchas cosas las hago de contrera. Empecé con esto en ATC, con Rebelde sin pausa. Y nunca terminó de funcionar.

Ya estabas en un recorrido, te estabas construyendo, modelando.

Claro. Y mi personalidad late night la pasé a Indomables, después a Duro de domar.

Corregime si me equivoco. El rol del conductor que se planta ante la cámara y juega gags y pasos de comedia sobre la actualidad con columnistas a su alrededor no existía antes de “Rebelde sin pausa”.

Es así. Ahora Rial se para frente a cámara y hace un monólogo de las noticias. Cuando trabajás en la industria de la televisión, en “la máquina”, sentís que podés hacer lo que querés, innovar, y eso debe poder ser tomado por otro. Lo peor que te puede pasar es que nadie te copie. Porque el gran maestro no se ve por el maestro, se evalúa por la calidad de sus discípulos. Los que se han “pettinatizado” sin llegar a ponerse mi mameluco naranja han tomado cosas que le aporté a “la máquina”. Y lo que importa es “la máquina”, que traga y vuelve a escupir, y te dice “ok, dame tu corazón y tu mente, y vas a poder seguir viviendo acá”.

Tu carrera puede ser vista como un gran episodio contracultural en un medio masivo.

Siempre voy a ser alguien contracultural. Mi espíritu Sumo sigue vivo, sigo siendo el mismo tipo. Por eso me encanta la unión con CQC, porque es el único programa que duró 18 años sin ser Sábados de la bondad ni Feliz domingo.

CQC es contraculturaloide, rebelde-juvenil, chicos que van en camisa a su pequeño trabajo triste en el microcentro y después van al after hour.

CQC se deposita en ese ruido de la superficie de la ciudad que no es Tinelli. Juro por Dios que no lo digo mal. El verdadero sonido de la ciudad no es ni uno ni otro, es muy variado y tiene millones de voces. Hay tipos que me preguntan: “¿Podemos vivir sin Tinelli?”. ¡No me entra en la cabeza!

¿Por qué hubo tantas idas y vueltas para arreglar tu contrato?

Era una gran oportunidad para sacar la mayor cantidad de dinero posible (risas). Y justo cuando ya de tanto discutir no me interesaba ni siquiera el dinero, lo logré (más risas). Nunca dije no, pero quería saber con quiénes y cómo iba a ser. Siempre fue un programa afín. Me ofrecieron hacerlo antes de Ernestina Pais, CQC siempre estuvo ahí.

¿Qué temporada le espera al televidente de “CQC”?

Para hacer CQC tenés que saber de rock. Es un “me cago en todo, no me caso con nadie, saludo a todos, pero no quiero a ninguno”. Tiene que tener esa ambigüedad que tiene la generación de Woodstock, los que hicieron el mundo de lo contracultural. Puede haber 200 majules, 300 lanatas, pero ese nervio juvenil generacional lo tiene CQC. Este año la idea es que no sea nada más que información ni “nos vamos a reír de”. Todo lo demás se mantiene, pero también va a haber una propuesta copada de vivir por un mundo mejor.

¿Cómo va a ser eso?

Por ejemplo, ¿cómo podemos hacer una casa con 25 mil pesos? “ CQC arma la primera casa con 25 mil pesos”. Si estoy en la calle, prefiero esa casa de lata a nada, más con un gobierno que no me va a dar esa casa.

CQC tiene que ser un programa que sepa construir otra cosa. Sin perder los informes, ni la reflexión humorística destructiva de todo lo que te rodea. Hoy en día te podés reír de todo, no sólo del Gobierno. Si un gobierno se ríe de vos, lo mejor que podés hacer es reírte de ellos.

¿Algún adelanto del debut?

El nuevo slogan debería ser “El pueblo, unido, se va a Estados Unidos” (risas). Va a durar media hora y va a ir 23:30 o 23:40. Creo en esto de que un programa contracultural tiene que tener una propuesta. Ojo, no quiero que salvemos a las ballenas, eso es una declaración. Y tirarse contra los demás por tirarse, también. No quiero eso de “se ríen de todos, pero no proponen nada”. Quiero que los jóvenes tengan una conciencia copada de las cosas, y para eso sí sirve el humor. Ningún virus es más letal para el poder que el que es aplicado con una dosis de humor en la juventud.

Llegás a la pantalla en medio de un regreso al periodismo de investigación y de hasta una guerra entre periodistas.

En la Argentina el periodismo de investigación deja mucho que desear. Algo pasa en el periodismo cuando el que investiga es uno sólo y todos los demás hacen con Lanata lo mismo que con Tinelli, están discutiendo qué pasó con Lázaro Báez. Hacen copy-paste de lo que dijo fulano, eso lo hacíamos hace treinta años. Chicos, les pido que haya cuatro lanatas por diario, de la oposición y del Gobierno. Que cada uno tenga su Watergate. ¡Investiguen!

¿Hay como una hegemonía del rumor, no?

Habría que inventar “Chusmerío para todos”.

Contame cómo te llevás con tus nuevos coequipers.

Me encantan porque somos diferentes. No podemos ser todos iguales, irónicos, cancheros, no podemos reírnos todos iguales. Vamos a hacer un piso guionado y sobre eso con improvisación. Yo voy a ser el viejo que se cree que es un genio, Iglesias va a ser el chico formal que tiene los datos, el periodista más serio, y Clemente me va a hacer la segunda.



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