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Conmoción en Ayacucho: la beba murió por causa natural.

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La autopsia confirmó que murió por broncoespasmo. La madre había denunciado robo.

Conmoción en Ayacucho.
Antonia, la beba de tres meses cuya muerte provocó antes de ayer en la localidad bonaerense de Ayacucho una masiva marcha frente de la comisaría local, falleció como consecuencia de un broncoespasmo y no presenta signos de haber sido agredida. Los médicos forenses determinaron en la autopsia realizada en la morgue judicial de La Plata que la beba sufrió una “broncoaspiración”, algo “muy común en los niños”, y que no existió asfixia mecánica ya que “no hay lesiones violentas externas”. Anoche, mientras por las calles de la ciudad se realizaba otra manifestación pidiendo justicia, el intendente local vertía su opinión: “Para mi no hubo robo”, disparó (ver aparte). Tras la autopsia, el cadáver de la bebe fue entregado a sus familiares, que le dieron sepultura.
Ante el resultado de la autopsia (los peritos extrajeron otras muestras que serán analizadas por expertos en Patología Forense de la Policía Científica de La Palta para profundizar el estudio), los investigadores mantienen las dudas sobre la versión aportada por la madre de la beba y creen que pudo haberse tratado de un caso de negligencia.
La principal sospecha que tienen las pesquisas que trabajan bajo las órdenes del fiscal de Dolores a cargo del caso, Diego Bensi, es que Antonia se atragantó con su propio vómito y que eso le provocó la muerte.
Esta hipótesis se fundamenta en la declaración de la madre de la beba, Soledad Orano, quien contó a la policía cuando denunció el hecho que momentos antes de su muerte le había dado de amamantar y que la había recostado mientras ella iba a ducharse.
Los peritos hallaron restos de vómito en el moisés de Antonia y establecieron que no le habían colocado ninguna frazada sobre la cara, dijeron las fuentes de la investigación.
El hecho ocurrió el miércoles cerca de las 15 en una casa ubicada en la avenida Miguens al 1.100, entre 9 de Julio e Hipólito Yrigoyen, a tres cuadras de la plaza principal de la ciudad, a 280 kilómetros de La Plata.
VERSIÓN. Orano, de 24 años, declaró a la policía que cuando salió de la ducha escuchó voces y al abrir la puerta del baño se encontró con dos hombres con sus rostros cubiertos, uno de los cuales le pegó un golpe con el puño en el rostro y le dijo que se trataba de un robo.
Explicó que en medio del asalto, su beba comenzó a llorar en el moisés en el que estaba descansando y los delincuentes se alteraron y la taparon con una frazada pesada que le provocó una asfixia y su muerte.
“La versión dada por la mujer se contradice con los resultados de los distintos peritajes realizados por los investigadores y el relato de testigos externos. Eso es lo que nos hace suponer que existe otra hipótesis del hecho”, dijo un jefe policial que participa de la pesquisa.
Los investigadores policiales que concurrieron al lugar determinaron que ninguno de los accesos a la vivienda había sido violentado y que no existen faltantes en la casa.
Si bien encontraron algunos cajones abiertos, nadie se había llevado nada de la casa, ni siquiera una pantalla de LCD que estaba en uno de los ambientes.
Los peritos que trabajaron en la casa levantaron rastros que cargaron en el AFIS, el sistema de identificación automática de huellas dactilares, pero no surgieron datos sobre sospechosos.
La mujer, en medio de una crisis nerviosa, fue atendida en un centro asistencial ya que padecía un hematoma en uno de sus ojos, provocado supuestamente por el golpe que le aplicó uno de los asaltantes.
La muerte de la beba generó el miércoles una marcha de unas 4000 personas por las calles de Ayacucho en reclamo de justicia y por el esclarecimiento del caso, lo que generó algunos incidentes con policías al momento de pasar por la comisaría local.
La manifestación hizo escala en la casa del jefe comunal, quien fue agredido por vecinos al salir de su vivienda para dar explicaciones. Luego denunció que algunos manifestantes pertenecientes a la oposición política fogoneaban los disturbios.


El intendente sospecha que “no hubo un asalto”

El intendente de Ayacucho, Darío David, aseguró anoche que en la casa de la familia Orano “no hubo un asalto” y que el fallecimiento de la beba de tres meses “fue una muerte natural”.
Mientras un centenar de vecinos realizaba una marcha de apoyo frente a su casa e interrumpía el tránsito, el jefe comunal dijo a la prensa que “se aleja la hipótesis del crimen, si bien es un informe preliminar”, y que “las declaraciones de la mamá (de la niña) son encontradas”. “Nosotros creemos que no hubo un asalto, pero lo tiene que decir la Justicia. Hay que separar entre el dolor y la pérdida de la familia, pero para el esclarecimiento no es lo mismo una muerte natural que un crimen”, remarcó David.
El jefe comunal enfatizó que “los vecinos dijeron que no vieron absolutamente nada en el lugar” donde la mujer dijo que fue asaltada por delincuentes y puso en duda los dichos de la denunciante al afirmar que “las declaraciones de la mamá son encontradas”.
Respecto de los incidentes ocurridos anteayer, cuando un numeroso grupo de vecinos apredreó su casa y causó destrozos, el jefe comunal dijo que la pasó “muy mal” y que “es una provocación manifestarse sin saber lo que pasó”. “Quiero saber lo que pasó, pero en serio. No me pongo en víctima porque las víctimas son los padres. Yo salí a hablar con la gente porque no sé qué pasaba si entraban a mi casa”, afirmó. Respecto de la inseguridad en la ciudad, de unos 20.000 habitantes, David dijo que sólo “hay hechos de raterismo” y aseguró que algunos de los que cometen esos robos son quienes se manifestaron ayer frente a su casa.


Lágrimas y misterio en la despedida final

El cuerpo de la beba de tres meses fue entregado ayer a la familia, luego de que peritos forenses realizaran la operación de autopsia a la pequeña. Dolor y misterio se conjugaron en el último adiós, al que asistió una importante porción de la población de Ayacucho, una ciudad de 20.000 habitantes, tranquila y apacible, donde en las últimas horas se vivió algo completamente desconocido.
“Nunca, con mis 53 años, había visto al pueblo de esta manera. Sumido en la tristeza y la bronca, todo junto. Aunque ahora las cosas parecen haber cambiado un poco, y en la manifestación de esta noche se percibía más el dolor”, resumió a la TV, con precisión, Delia, una docente que anoche caminaba por las calles de la ciudad tomada de la mano de sus hijos y nietos. Al cierre de esta edición, un grupo se dirigía a la casa del intendente, quien ya había expresado que para él no existió el robo denunciado.

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